El paciente que escuchaba a las personas antes de que abrieran la boca
Le dije a mi hija que el televisor del salón tenía el sonido desincronizado. De repente noté que el movimiento de los labios de mi hija y su voz no coincidía. No era el televisor lo que estaba roto, era yo.
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Si hemos visto un vídeo con una mala conexión a Internet o una película mal doblada, habremos notado como la imagen y el sonido no encajaba correctamente. Imagina vivir en una realidad mal doblada, esto es lo que le sucede al paciente PH, uno de los dos casos clínicos que existen de desincronización a nivel mundial.
PH, un piloto norteamericano retirado de 67 años, empezó a sufrir los síntomas mientras veía la televisión. Inicialmente sospechaba que el programa debía estar mal doblado pero más tarde notaba el mismo fenómeno en conversaciones con otras personas. Buscando consejo médico encontró al profesor Peter Brown de la clínica Queen Square, que accedió a investigar su caso.
El doctor Brown se quedó desconcertado: PH había tenido algunas complicaciones cardíacas en los últimos años y fue operado de pericarditis el año pasado, sin embargo, en algún momento y por motivo desconocido su cerebro había sido dañado. El escáner mostraba daño en pequeñas regiones del cerebro implicadas en la escucha, el ritmo y el movimiento.
Al comienzo, la desincronización de sonido e imagen fue haciéndose más evidente con el tiempo, sin embargo ahora parece haberse estabilizado, aunque ésta aumenta si PH se encuentra cansado. Según Brown, PH escucha las voces de la gente antes de que les vea mover los labios, lo que parece indicar que el sentido de la vista se ha lentificado, ¿o es el sentido del oído quien se ha acelerado?
Nuestro cerebro funciona interpretando los estímulos del exterior, sin embargo, como todo buen procesador necesita un tiempo para ello. Eso hace que vivamos en el pasado. Todo lo que ves a tu alrededor, lo que oyes y notas realmente ha sucedido 200 milisegundos antes, pero tu cerebro necesita ese lapso de tiempo para crear la realidad de tu alrededor. Aun así, la incógnita es lo que sucede durante esos 200 milisegundos.
El problema es que nuestro cerebro interpreta la imagen y el sonido con regiones cerebrales especializadas distintas: la corteza auditiva y la corteza visual. Cada una de estas regiones funciona de una manera diferente y procesa la información a una velocidad desigual. Uno de los grandes misterios actuales en la neurociencia es la pregunta de cómo el cerebro se encarga de reunir toda esta información, que ni siquiera llega a la vez, y crear la realidad conjunta de luz y sonido a nuestro alrededor.
Se han propuesto varias soluciones al problema de la velocidad desigual: puede que los procesos más rápidos acaben “retenidos” hasta que los más lentos se produzcan, de esta manera al final sincronizamos luz y sonido. Si este fuera el caso, PH habría perdido la capacidad de retener los procesos más rápidos, de manera que percibe la realidad según la procesa el cerebro, primero el sonido y un poco más tarde la imagen.
Pero existe otra posibilidad: se cree que el cerebro es capaz de presentar los procesos rápidos y tratar de predecir e improvisar los procesos más lentos. En vez de esperar que la información visual se procese del todo, el cerebro podría crear una imagen completa con rasgos más simples y con la ayuda de otros sentidos. No es una idea tan descabellada, se cree que las ilusiones ópticas se producen por fallos neurológicos generados durante el proceso de improvisación visual rápida (ver El misterio de la ilusión lunar). También se sabe que podemos oír palabras diferentes en un mismo sonido según lo que veamos, este es el llamado efecto McGurk:
Si el cerebro usa este tipo de trucos para acelerar y sincronizar los procesos neuronales, quizá PH haya perdido la capacidad de improvisación, necesitando más tiempo de lo normal para procesar la imagen visual.
Para tratar de tener más pistas, comprobaron si PH sufría el efecto McGurk con un vídeo similar al superior. Sorprendentemente era inmune al truco: escuchaba las palabras que decía la persona, sin importar el movimiento de los labios del vídeo, excepto si el vídeo se desincronizaba. Curiosamente, el desincronizado cerebro de PH era capaz de corregir la desincronización del video, de manera que él lo viera normal para que el efecto McGurk se produjera.
Aun hay que realizar más pruebas a PH. Su caso es realmente raro y supone una oportunidad única para entender mejor como funciona nuestro cerebro y de paso, ayudar a PH a llevar una vida normal.
Fuentes | Scientific American, Cortex