Dormir bien, y cuando toca, ayuda a no engordar
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La calidad del sueño va ligada a la dieta. Y es una constatación que va en los dos sentidos. Una buena dieta ayuda a dormir bien, y dormir bien y ayuda a seguir una buena dieta. Conclusión: más vale tratar de pernoctar de forma adecuada.
Son varias las investigaciones que indican que estar desvelado por la noche, sea por la razón que sea, no ayuda en nada a comer sano. Sobre todo cuando estamos en casa, puesto que las idas y venidas al frigorífico sin casi fijarse en lo que uno caza son muy habituales. O cuando se trabaja de noche y por turnos, lo que favorece las comidas a deshora. O durante las actividades lúdicas nocturnas, cuando se ponen pocos límites al alcohol y se toman desayunos de última hora sin ningún tipo de restricción calórica.
El resultado a corto plazo es una mayor tendencia a ingerir dulces, salados (patatas fritas, frutos secos…) y comidas con alto contenido en carbohidratos, como la pasta y el pan. Como vemos, todo alimentos “prohibidos” o que hay que minimizar en cualquier dieta cuando se quiere perder peso. A medio y largo plazo, algunos estudios han señalado que a la larga podría aumentar el riesgo de padecer trastornos como la diabetes tipo II, la obesidad, los desórdenes metabólicos y enfermedades cardiovasculares.
Un estudio reciente del Centro Nacional de Estadísticas de la Salud de Estados Unidos, realizado en más de 87.000 adultos a lo largo de un período de 2 años de 2004 a 2006, mostró un aumento del 5% en peso corporal en personas que dormían menos de 3 h por noche. Y un dato importante: los datos en niños y niñas fueron iguales, de modo que las campañas de prevención deberían
Podemos sumar a esta información un estudio reciente llevado a cabo por investigadores de la Universidad de Uppsala (Suecia), publicado en la revista Obesity, que ha relacionado la compra compulsiva de comida con dormir demasiado poco, es decir, que podría tenderse a comprar más alimentos y productos con un mayor contenido calórico cuando uno tiene falta de sueño. Los investigadores concluyen que los pacientes que se preocupen por la ingesta calórica y el aumento de peso deberían tener un horario de sueño saludable y normal.
Niveles de grelina y cronodisrupción
Varios trabajos han asociado esta tendencia a comer más y peor durante la falta de sueño a la disminución de los niveles de leptina y al aumento de los niveles de grelina. La primera hormona tiende a suprimir el apetito, y la segunda a aumentar la sensación de hambre. La conjunción de ambas concluye en un aumento del apetito.
A esto debe sumársele la denominada cronodisrupción, una alteración en los ritmos circadianos (reloj biológico) que podría ser considerada como un factor de riesgo para muchas patologías. Son los ciclos responsables de una multitud de funciones fisiológicas, tales como el sueño y el apetito. El sistema marcha gracias a un mecanismo regulador central situado en el hipotálamo y a una serie de relojes secundarios autónomos repartidos por distintos órganos (corazón, hígado y páncreas).
Varios estudios recientes relacionan los genes circadianos con los genes encargados de regular el metabolismo, en concreto, la implicación de los relojes internos en la obesidad y el desarrollo otras enfermedades.
Cantidad y calidad de comida para adelgazar
Estos datos son muy importantes para todas aquellas personas que deseen seguir una dieta para adelgazar: no sólo importa la cantidad y el tipo de calorías que si ingieren, sino también cuándo éstas se ingieren. Es como pasarse el día comiendo poco y atiborrarse a la hora de la cena. En realidad, realizar la comida principal más temprano ayuda a perder peso cuando se hace dieta.
La ciencia sigue hallando relaciones entre el sueño y la obesidad que lleva a una conclusión sencilla: aumentar el ejercicio y realizar una dieta no solo puede ayudar con la pérdida de peso, sino que puede ayudar a dormir, y viceversa, un buen descanso nocturno puede ayudar a perder peso.
Fuente | Consumer.es, Doctornews
Imagen | Mooganic