Hablemos de animales extraños: el aye-aye
Para el próximo Halloween tenéis el disfraz perfecto
Lo primero que se nos puede venir a la cabeza al ver semejante animal tan despeluchado, de pelo oscuro, con las orejas tan grandes, con ese dedo tan largo y huesudo, esos ojazos amarillos y dientes de roedor es que es un auténtico demonio de película de terror. A su lado los gremlins parecen hasta guapos pero iremos descubriendo que todo en su estrafalario aspecto tiene una razón de ser.
El aye-aye es endémico de la isla de Madagascar y pertenece al mismo orden que nosotros, el de los primates, aunque está directamente emparentado con los lémures. La primera vez que se encontró se pensó que era una ardilla gigante debido a su cola y a sus dientes de crecimiento continuo. Se encuentra en la Lista Roja de animales en peligro de extinción en la categoría de Casi Amenazado (NT), ya que su población está decreciendo poco a poco.
Es un animal de hábitos nocturnos, de ahí que tenga esos ojos tan grandes y amarillos, totalmente adaptados para ver con poca luz. Es una especie bastante adaptable y se le puede encontrar en muchos tipos distintos de hábitats. Su principal alimento son las semillas de ramy, aunque también se alimenta de larvas ocultas en los troncos de los árboles.
El tercer dedo de sus patas delanteras es mucho más largo y delgado que el resto y lo utilizan para dar pequeños golpecitos rítmicos en los troncos de los árboles para encontrar las larvas que viven ocultas dentro. Sus grandes orejas recogen estos sonidos y son capaces de distinguir cualquier cambio en los sonidos que los golpecitos generan porque haya una galería que alguna larva ha excavado en el interior del tronco. Cuando notan algún cambio utilizan sus afilados dientes para abrir un agujero en la corteza y con ese mismo dedo alargado enganchan a su suculenta presa.
Sus amenazas principales están relacionadas con la destrucción de los árboles de los que se alimenta, principalmente Intsia bijugia y Canarium madagascariense, cuya madera se utiliza para la construcción de barcos, casas y ataúdes. En algunas áreas de la isla se consume para la alimentación y en otras épocas se les mataba por ser plagas de los cultivos y porque eran presagios del mal, cosa que no me extraña debido a su aspecto.
Con el aye-aye hemos podido comprobar que todo en su extraño aspecto está perfectamente adaptado a su forma de vida. Recordemos que todo en la naturaleza tiene un por qué.
Fuente: IUCN