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Luchar contra la obesidad desde la escuela funciona

21 noviembre, 2013 20:41

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Las escuelas pueden dar el ejemplo para una alimentación saludable. Es decir, que en las instituciones educativas se ofrezca a los estudiantes opciones más saludables de comida ayuda a mejorar sus hábitos alimentarios, sugiere un estudio reciente. Este trabajo se suma a una serie de otros trabajos en los últimos años que apuntan a estos centros como piezas clave para mejorar la alimentación de los niños. Más teniendo en cuenta que nuestro cuerpo tiene mucha memoria, y que la obesidad en la adolescencia es un importante factor de riesgo de desarrollar problemas de salud en la adultez.

El trabajo al que hacemos referencia, publicado en la revista Childhood Obesity, se llevó a cabo en Estados Unidos, país con una de las prevalencias más altas de obesidad infantil en el mundo. Según los centros de Salud para el Control y la Prevención de enfermedades estadounidense, ésta se incrementó de un 6,5% en 1980 a un 17% en 2006. Me imagino que para estas fechas, las cifras deben de ser aún mayores, pero las ya comentadas nos dan una idea de la importancia creciente del problema.

La investigación incluyó a 55 escuelas intermedias de Michigan, con una mayoría de estudiantes de bajos ingresos. Algunas de las escuelas realizaron solo cambios limitados en sus políticas y prácticas de nutrición, mientras que otras introdujeron cambios importantes. Entre algunos de los nuevos programas se incluyó el aumento de los estándares de nutrición de refrigerios y bebidas, el incremento de la oferta de oportunidades de probar alimentos y bebidas saludables, y la supresión de anuncios sobre alimentos considerados nocivos.

En las escuelas que introdujeron tres o más nuevas prácticas y políticas nutricionales, los estudiantes comieron un 26% más de frutas, un 14% más de verduras y un 30% más de granos integrales. También aumentaron su consumo de fibra, calcio y vitaminas A y C.

Extrapolable a España

Estos estudios llevados a cabo en Estados Unidos son del todo exportables a España, donde la obesidad también está creciendo de forma epidémica y progresiva. En la actualidad, el 30% de los niños españoles de entre 3 y 12 años presenta sobrepeso.

Uno de los estudios más rigurosos sobre este tema se publicó en diciembre de 2011. En la investigación, (una revisión Cochrane), además de incidir en un aumento de las sesiones de actividad física en la escuela, también se hizo hincapié en la necesidad de promocionar una alimentación saludable entre los alumnos, crear un ambiente y una cultura que permita que los niños ingieran alimentos saludables a lo largo del día, y mejorar la calidad nutricional de los alimentos disponibles en la escuela.

Situación actual

En 2011, el Congreso de los Diputados aprobó una ley que recogía de forma general estos puntos de la revisión Cochrane. Pero tenía claroscuros: no se prohibió la publicidad en las escuelas infantiles u otros centros escolares y no se determinaron los perfiles nutricionales de los alimentos que deben ser restringidos, como los de las máquinas expendedoras. Por suerte, en 2010 se había publicado un documento, sin validez legal, denominado “Documento de consenso sobre la alimentación en los centros educativos”, coordinado por los Ministerios de Educación y Sanidad. Y parece ser que ésta es la verdadera guía que están tratando de seguir las escuelas, puesto que en él se detallan de forma clara los criterios nutricionales para la oferta alimentaria presente en máquinas expendedoras, cantinas y quioscos en los centros educativos.

La cuestión de las máquinas expendedoras es otro tema controvertido. Un artículo publicado en Consumer.es indicaba que en los países donde las máquinas expendedoras se ubican de forma frecuente en las escuelas, el 20% de los niños toma más de cuatro bebidas azucaradas al día, algo que se traduce en casi un kilo de azúcar semanal. Mucho antes de la citada ley y de la publicación del documento de consenso, en 2005, El Ministerio de Sanidad y Consumo (MSC) firmó un acuerdo de colaboración con la Asociación Nacional Española de Distribución Automática (ANEDA).

En resumen, en este acuerdo se generaba un compromiso según el cual se trataría de evitar la presencia de máquinas expendedoras en aquellas zonas donde pudieran tener fácil acceso a ellas los alumnos de enseñanza infantil y primaria, así como de eliminar la publicidad para no incitar al consumo de determinados productos. Y en el caso de introducir máquinas, estas deberían incluir productos que favorezcan una alimentación equilibrada.

Una revisión de 2008 de la aplicación de este acuerdo (voluntario) indicó que, lamentablemente, ninguna de las escuelas con máquinas no lo conocían. Por lo tanto, no se llevaron a cabo la mayor parte de indicaciones descritas en el convenio.

Es bien sabido que la industria alimentaria absorbe suculentos beneficios gracias a estas máquinas, y que para muchos parece que es mejor que los acuerdos voluntarios queden en eso, en acuerdos voluntarios. ¿Para cuándo una ley que proteja verdaderamente los intereses comunes de todos? Porque la obesidad es algo que nos concierne a todos: por gasto público y por la salud de muchos de nuestros conocidos.

Fuentes | CDC, Medline, Consumer.es

Imagen | U.S. Department of Agriculture