Consiguen transformar células de la piel en células de hígado
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El hecho de transformar células ya maduras (diferenciadas en un tipo en especial, como las del corazón, pulmón u otros ejemplos) en células de otro tipo totalmente diferente es algo ya de por si complicado. Sin embargo, como ya os contamos en el Premio Nobel de Medicina del pasado año 2012, las cosas están cambiando. El poder de la medicina regenerativa va creciendo día a día, y los científicos de los Institutos Gladstone y la Universidad de California, en San Francisco (UCFS) han añadido un paso más a esta carrera: Transformar células de la piel en células del hígado. Y no solo se han transformado, sino que pueden ser trasplantadas a otros animales y funcionar correctamente e incluso modificarlas para imitar una insuficiencia hepática.
Anteriormente habían existido problemas tras la reprogramación de células del hígado, pues estas no funcionaban correctamente al ser transformadas desde células madre, y no sobrevivían si se trasplantaban junto a tejido de hígado ya existente. Pero este equipo de la UCFS ha resuelto el problema. Según su estudio, publicado en la revista Nature, es posible reprogramar células de la piel (y no células madre) directamente en células hepáticas prácticamente indistinguibles de las células nativas del hígado.
Como podréis imaginar este estudio ofrece una esperanza enorme para millones de personas con insuficiencia hepática, donde se produce una pérdida irreversible de células funcionantes del hígado, y para la cual la única cura actual que existe es el trasplante de hígado (complicado, caro y muy invasivo).
Así lo comenta el Dr. Ding, uno de los autores de este estudio:
“En estudios anteriores intentaron reprogramar células de la piel para que fueran células madre pluripotenciales y, posteriormente insertarlas en el hígado para que crecieran como una célula hepática. Sin embargo este tipo de células madre pluripotentes inducidas, o células iPS que luego deben transformarse en células hepáticas no siempre funcionan correctamente. Así que pensamos en coger células de la piel y, en lugar de reprogramarlas en células madre totalmente, dejarlas en un paso intermedio”
La investigación corrió a cargo del Centro Roddenberry para la Investigación de Células Madre de Gladstone y el Broad Center de Medicina y Regeneración de la UCSF, donde se usó un “cóctel” de genes de reprogramación y una serie de compuestos químicos para transformar estas células de la piel humana en células del endodermo (células “semimaduras”, que pueden dar lugar a diversos órganos del cuerpo, como el hígado, pero no llegan a ser células madre totalmente).
“En lugar de coger células piel desde sus inicios, las cogimos a medio camino de su diferenciación, y creamos células del endodermo. Este paso no permitió generar una gran reserva de células que podían ser inducidas fácilmente hacia células del hígado”
Tras esta “pesca” de células a mitad de su diferenciación, los investigadores dieron con un conjunto de genes y compuestos químicos que podían transformar este endodermo en células del hígado, y a las pocas semanas lo consiguieron
“Las células comenzaron a tomar forma de células del hígado, e incluso comenzaron a realizar la función normal de este tipo de células. No eran células totalmente maduras, pero estaban en camino”
Finalmente, probaron de que eran capaces estas células, y las trasplantaron a un hígado real de ratón. Durante nueve meses, monitorizaron la función y el crecimiento de estas células midiendo proteínas y genes específicos del hígado.
A los dos meses de este trasplante , las mismas células se fueron transformando correctamente en células maduras funcionales; y a los nueve meses, el crecimiento fue desacelerando como debía ocurrir. Así lo concluyen los investigadores:
“Quedan muchas preguntas, pero el hecho de que estas células puedan madurar y crecer correctamente después del trasplante es algo muy prometedor. En el futuro, nuestra técnica podría servir como alternativa a los pacientes con insuficiencia hepática que no puedan tener acceso a un trasplante hepático”
Vía | Institutos Gladstone.