¿Podría la edad de la primera regla predecir el desarrollo de enfermedades en la vejez?
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Un nuevo estudio constata que la edad de inicio de la pubertad en las niñas podría estar directamente influenciada por la impronta genética, es decir, un pequeño subconjunto de genes cuya actividad varía en función de cuál de los progenitores los transmite, si el padre o la madre.
Se trata de la primera evidencia de que los “genes impresos” podrían controlar la tasa de desarrollo después del nacimiento, así como se ha dado un primer paso en la comprensión de la genética involucrada con el inicio de la pubertad. Los detalles del estudio, llevado a cabo en más de 180.000 mujeres y en el que han participado investigadores de 166 instituciones de todo el mundo, se han publicado en la revista Nature.
El hallazgo podría facilitar, a la larga, la prevención de enfermedades asociadas a un ciclo precoz, como obesidad, diabetes tipo 2, enfermedades cardiovasculares o cáncer de mama.
Variantes genéticas
Los investigadores identificaron 123 variaciones genéticas que se asocian con la fecha en la que las niñas experimentan su primer ciclo menstrual mediante el análisis del ADN de 182.416 mujeres de ascendencia europea de 57 estudios. Seis de estas variantes fueron encontradas en el interior de las regiones improntadas del genoma.
Según el investigador principal, John Perry, del Consejo de Investigación Médica (MRC, por sus siglas en inglés) de la Unidad de Epidemiología de la Universidad de Cambridge, en Reino Unido, los resultados implican que, en una familia, uno de los padres puede afectar más profundamente en el momento de la pubertad de sus hijas que el otro progenitor. Porque la actividad de los genes impresos varía en función de por parte de cuál de los progenitores se heredan: algunos genes sólo se activan cuando se heredan de la madre, mientras que otros sólo están encendidos cuando se heredan del padre.
El autor también ha resaltado los conocimientos previos acerca del papel de los genes impresos en el control del desarrollo prenatal. El creciente interés se basa en la posibilidad de que los genes impresos también podrían controlar la maduración de los niños y los resultados posteriores de la vida, incluidos los riesgos de enfermedades. Como aseguran los investigadores, si bien es sabido que los factores de estilo de vida, como la nutrición y la actividad física, desempeñan un papel en el futuro desarrollo de enfermedades, los resultados revelan una red de factores genéticos amplia y compleja que también podría ser importante en este sentido.
Los expertos pretenden ahora examinar estos factores para comprender cómo la pubertad precoz en las niñas está vinculada a un mayor riesgo de desarrollar diabetes, enfermedades cardíacas y cáncer de mama en la vida posterior. Por ahora, el estudio presente ya ha identificado nuevas vías de señalización hormonal involucradas en el crecimiento y el desarrollo, que podrían ser la pieza clave entre la edad de menarquia y el riesgo de enfermedad.
Fuente | Eurekalert
Imagen | Cavale Doom