Entrena a tu corazón para proteger tu cerebro
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Del ejercicio a la salud cardiovascular, y de la salud cardiovascular a un cerebro más saludable. La clave: el mantenimiento de la elasticidad de los vasos que, con el paso de los años, se endurecen. En otras palabras, practicar ejercicio para mejorar nuestra potencia cardiovascular podría protegernos del deterioro cognitivo a medida que envejecemos. Lo asegura un nuevo estudio realizado por investigadores de la Universidad de Montreal y publicado en la revista Neurobiology of Aging.
No es la primera vez que se relacionan el ejercicio, la salud cardiovascular y la función cerebral. Lo novedoso del estudio es haber detectado el mecanismo por el cual el ejercicio ejercería un beneficio directo en el corazón y, a la par, en el deterioro cognitivo del cerebro: la preservación de la elasticidad de los vasos sanguíneos, más en concreto, de la aorta.
Evitar el endurecimiento de los vasos
Según los investigadores, las arterias de nuestro cuerpo se endurecen y se ponen rígidas con la edad, y se cree que este endurecimiento podría comenzar en la aorta, el vaso principal que emerge del corazón, antes de alcanzar el cerebro. Asimismo, este endurecimiento podría contribuir a los cambios cognitivos que se irían produciendo durante un marco de tiempo similar. El resultado principal del estudio es que, tras un examen que realizaron los investigadores, los adultos mayores con aortas en mejores condiciones y con una mayor aptitud aeróbica lograron un mejor desempeño en prueba cognitiva.
Los investigadores trabajaron con 31 jóvenes entre 18 y 30 años, y 54 participantes de entre 55 y 75 años. Este variado grupo de edad permitió al equipo comparar los participantes de mayor edad frente a un grupo de jóvenes que, evidentemente, no habrían iniciado el proceso de envejecimiento. Ninguno de los participantes tenía problemas de salud físicos o mentales que pudieran influir en el resultado del estudio. La condición física se demostró mediante una máquina de ejercicios y la determinación de su consumo máximo de oxígeno durante un periodo de 30 segundos. Sus capacidades cognitivas se evaluaron con la tarea de Stroop, un examen científicamente validado a través de la cual se pide a alguien que identifique el color de una palabra escrita en un papel, pero impresa en un color diferente (por ejemplo, imprimir la palabra “rojo” en color azul, de modo que la respuesta correcta sería azul). Según la prueba, una persona que es capaz de nombrar correctamente el color de la palabra sin ser distraída por el reflejo de leerla tiene mayor agilidad cognitiva.
En el examen, los participantes realizaron tres exploraciones por resonancia magnética: uno para evaluar el flujo de sangre al cerebro, otra para medir la actividad cerebral mientras realizaban la tarea de Stroop, y una última para observar el estado físico de la aorta. ¿Por qué el interés en el flujo sanguíneo del cerebro? una peor salud cardiovascular se asocia con una mayor velocidad de onda de pulso en cada latido del corazón, lo que a su vez podría causar daño en los vasos sanguíneos más pequeños del cerebro. Las imágenes por resonancia magnética permitieron a los investigadores detectar incluso efectos sutiles en esta población sana estudiada, lo que sugiere que otros investigadores podrían adaptar la prueba con personas menos sanas y lograr resultados muy visibles.
Los resultados constataron disminuciones relacionadas con la edad en la función ejecutiva, la elasticidad de la aorta y la capacidad cardiorrespiratoria, un vínculo entre la salud vascular y la función cerebral, y una asociación positiva entre la capacidad aeróbica y la función cerebral.
Fuente | SciendeDaily