Las 6 frases sobre el cerebro más utilizadas (y además erróneas)
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Parece mentira pero ciertas frases se filtran en la sociedad y no hay manera de deshacerse de ellas, seguramente algunas de estas os suenen un tanto antiguas pero vamos, sea incluso de coña, lo cierto es que las seguimos repitiendo. Hoy vamos a desmitificar algunas de ellas y dar algunos datos para corroborar su falsedad.
Las frasecitas….
1. “A más grande la cabeza, más inteligente la persona”
Esto es lo típico que se dice: “¡mira ese chico, que cabezón, por lo menos será bien listo!” Pues esto es una tontería… Pero durante muchos siglos se creyó así y este es el resquicio que ha quedado en la sociedad. Y estoy segura de que algunos aún lo creerán cierto.
Todo viene de la época en la que la ciencia, aun en desarrollo comenzó a postular teorías sobre el cráneo y la inteligencia, esta teoría empezó con Darwin y encontró su vertiente más cruel en científicos como Samuel George Morton (utilizando las diferencias en cráneo entre especies para inspirar políticas racistas y afirmar la baja inteligencia de la raza negra). Dentro de la psicología esta corriente fue representada por Franz Joseph Gall (desarrollando sus estudios de frenología)
La verdad es que el tamaño de la cabeza (o incluso si queremos, el cerebro) no correlaciona con la inteligencia. Estudios que han medido el tamaño cerebral y han evaluado su correlación con los resultados de los test de los mismos sujetos en CI han visto que no hay correlación alguna. Lo que se está viendo que si influye es la densidad de la materia gris y blanca en ciertas áreas cerebrales, sin que ello afecte al tamaño general del mismo. También se postula que el número y la calidad de la conexión entre neuronas así como su flexibilidad y especialización (plasticidad cognitiva) pueden estar relacionadas con la inteligencia.
Si fuera así ¿qué diríamos de una ballena cuyo cerebro pesa ¡9 kilos!?
2. “Cuando aprendes adquieres nuevas arrugas en el cerebro (pliegues)”
No, los pliegues tampoco cambian pasada la edad de crecimiento cerebral. El número de arrugas cerebrales no está relacionado con la inteligencia y está determinado en el nacimiento. Por mucho que pensemos que a más inteligencia más espacio necesitará el cerebro y como no lo hay más apretado y arrugado estará, esto es falso y no tiene nada que ver con la ciencia.
Se postula que el motivo por el cual el cerebro está programado para formarse con pliegues es por un motivo de defensa, en concreto, porque esta estructura mejora la absorción de golpes. Si fuera liso cualquier impacto causaría un daño más severo. Otros científicos postulan que es porque este sistema permite que las conexiones entre neuronas sean más rápidas. En cualquier caso estas no aumentan ni cambian durante la vida de la persona.
3. “¡Me hago viejo, mi mente ya no es lo que era!”
Exceptuando las personas que desarrollan un deterioro cognitivo o sufren algún tipo de demencia, estudios recientes han empezado a observar que en el resto de ancianos sanos lo cierto es que su cerebro se vuelve más activo. Lo que ocurre es que los cerebros maduros perciben más detalles y tienen un foco atencional más amplio, lo cual hace que su velocidad de procesamiento acabe siendo más lenta al tener que filtrar tanta información extra. Los cerebros más viejos prestan atención a más información en principio “irrelevante”. La información extra a la que atienden interfiere con el procesamiento. Sin embargo a pesar de enlentecerles (es una distracción) esto les hace más sabios, tienen en cuenta más información que los jóvenes y pueden llegar a ser mejores solucionadores de problemas que los jóvenes. Es decir a pesar de que la interferencia se vea patente en tareas del día a día y esto les enlentezca no es porque ya no se enteren sino porque se enteran de más cosas que nosotros y el intentar procesarlas todas les enlentece si no es parte de la tarea. Esto mismo se vuelve una ventaja cuando lo que se trata es de encontrar la mejor solución sin imponer un límite de tiempo.
4. “El alcohol mata células cerebrales”
Esto seguro que lo habéis oído, sea de vuestros padres o profesores cuando erais pequeños o simplemente de manera implícita (como podemos ver que le ocurre a Homer en los Simpson). Lo cierto es que el alcohol al ser un depresor del sistema nervioso lo que hace es entorpecer el funcionamiento de las células pero no las mata. Y esto es con un consumo alto. El consumo moderado está empezando a demostrar ciertos efectos positivos (por ejemplo mejoras cardiovasculares que pueden asociarse con el riego sanguíneo cerebral).
El alcohol aumenta el funcionamiento de neurotransmisores inhibitorios (GABA) e interfiere con la comunicación entre células pero estas siguen ahí vivas, haciendo lo que pueden.
De todas maneras los estudios demuestran que tras el abandono del consumo las células recuperan su capacidad regenerativa y de funcionamiento.
Sí es cierto que hay trastornos derivados de efectos del alcohol y esto es un caso diferente, por ejemplo la enfermedad de Wernicke-Korsakoff, pero esta está derivada de una desnutrición y es la desnutrición la que causa los efectos graves.
5. “Las células cerebrales no se regeneran, una vez muertas están perdidas”
Lo cierto es que no hace mucho se descubrió que la neurogénesis (producción de neuronas nuevas) es posible en el cerebro de adultos, concretamente en dos áreas: El hipocampo y la zona subventricular. Muchas de estas células morirán al nacer pero otras se incorporaran al tejido cerebral que las rodea. Antes solo era concebida la neurogénesis del desarrollo pero ahora se contempla este proceso en cerebros adultos. Aunque hay mucha controversia y estudios por hacer, es indudable que el cerebro humano es plástico y puede moldearse para cubrir áreas lesionadas de modo que otras asuman sus funciones, y ahora además conocemos áreas que sí producen células nuevas.
6. “Las drogas, como el éxtasis ¡pueden agujerearte el cerebro!”
Si bien anuncios como el de FAD y ciertos programas sensacionalistas (como el de Oprah Winfrey o la MTV) han afirmado que las drogas pueden dejarte el cerebro como un queso gruyer lo cierto es que no es así.
Es más hablando del éxtasis parece ser una droga bastante inocua (consumo esporádico y no abuso a largo plazo) en cuanto a efectos cerebrales y consecuencias en humanos (los estudios con ratas si encuentran esta toxicidad). Podéis ver el vídeo de uno de los pocos experimentos llevados a cabo en humanos. Tras el consumo, pasadas las horas necesarias el funcionamiento cerebral parece volver a la normalidad sin consecuencias aparentes. Luego pues la neurotoxicidad de esta droga no está demostrada. Incluso en consumidores que realizaron consumos a largo plazo no se pudieron encontrar efectos en el cerebro.
En el caso de otras drogas lo que ocurre es que afecta al funcionamiento de las neuronas y la comunicación entre ellas, alterando sistemas de receptores. Aunque muchos de estos efectos pueden desaparecer con el abandono del consumo sí es cierto que pueden aparecer efectos a largo plazo o irreversibles pero no es que te creen agujeros en la cabeza, por ejemplo hay personas que pueden desarrollar tendencias paranoides (incluso habiendo abandonado el consumo). Otro ejemplo es el del LSD que puede producir efectos días (o semanas) después del abandono del consumo como son los flashbacks. Aún así hay muchos casos en los que la persona puede recuperarse y tras periodos de abstinencia el cerebro recuperar bastante su funcionamiento (si el abuso no ha sido tan grave como para producir lesiones, cosa que puede ocurrir). Otros efectos irreversibles son las lesiones físicas que pueden afectar al resto de sistemas, por ejemplo, con la cocaína: la erosión del tabique nasal, problemas pulmonares, etc… También son frecuentes las alteraciones cardíacas que si han llegado a producir lesiones estas serán irreversibles.
Fuente: Tendencias 21, Telegraph, Medical News Today, New York Times, PDF (estudios en animales MDMA), Cracked.