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La percepción de control afecta a cómo nos enfrentamos a un fracaso

24 septiembre, 2014 20:17

Pongamos que nos encontramos ante dos personas, ambas acaban de suspender un examen, sin embargo una se siente desmotivada y tira la toalla mientras que la otra responde estudiando más y aplicándose. ¿Por qué han reaccionado de forma diferente ante la misma situación? ¿Por qué uno ha extraído una consecuencia positiva y el otro una negativa? Parece ser que la clave puede estar en la percepción de control de cada uno.

¿Qué es la percepción de control y la resiliencia?

Por percepción de control entendemos la percepción de ser los causantes de una conducta o de poder cambiarla, de ser los agentes del cambio. Poca percepción de control implicaría que no tenemos sensación de control sobre lo que nos ocurre y lo atribuimos a factores externos (la culpa es de los demás, en el caso del examen sería que el profesor me tiene manía, el examen está mal redactado o era muy difícil). Alta percepción de control es pensar que las cosas dependen exclusivamente de factores internos, de nosotros (en el ejemplo del examen el sujeto pensaría que es el el que ha estudiado poco, no ha leído las preguntas bien, etc…). Es lo que en psicología se conoce como locus de control (LC), LCI si es un locus de control interno, LCE si es un locus de control externo.

La resiliencia es la capacidad de adaptarse ante eventos negativos o estresantes, de crecer en esas situaciones, aprender y seguir adelante. Es la capacidad de sobreponernos a las situaciones adversas.

¿Cómo se relacionan estos dos factores?

Un estudio de la Rutgers University, publicado en la revista Neuron confirma que las consecuencias que siguen al resultado de una situación dependerán del grado de control que percibamos sobre los mismos. Es más el grado de control que percibimos sobre una situación hará que sea una u otra parte de nuestro cerebro que procese esa situación.

En el estudio los investigadores ponían a los participantes a jugar con un videojuego, en el mismo iban apareciendo contratiempos y ellos debían elegir si seguir intentándolo o dejar de intentarlo, si seguir por ese “camino” o buscar otro diferente. Los contratiempos se iban presentando de diferentes tipos, controlables o incontrolables.

Siguiendo con el ejemplo inicial veamos qué tipos de procesamiento han encontrado los autores (Mauricio Delgado y Jamil Bhanji) para cada situación:

  • En el caso del alumno que atribuye su fracaso a factores internos como no haber estudiado lo suficiente, al ser algo que el controla puede decidir tomar el control y estudiar más. En este ejemplo, como en otros casos de control interno los estudios de RMf han encontrado que la región que se activa es el estriado ventral (una región encargada de guiar metas basadas en experiencias previas, aprendizaje por ensayo-error).
  • En el caso del alumno que atribuye el fracaso a factores externos (el profesor es malo) lo que puede ocurrir es que las emociones que acompañan a esa atribución le hagan dejar el curso por ejemplo. Para superar esta reacción emocional requerirá más trabajo que el primer estudiante. En este caso el estudio encontró activación (RMf) en la zona del córtex prefrontal ventromedial (parte del cerebro encargada de regular las emociones y necesaria para tareas de persistencia, regulación emocional ante dificultades). Es decir en estos casos se requiere de esta área para regular las emociones previamente a poder implicarse otras áreas encargadas de la persistencia. Los que presentaban un control externo (baja percepción de control) presentaban activación en esta zona.

En resumen podemos decir que los individuos tienden a perseverar, corregir los errores y seguir adelante si perciben control sobre la situación pero requieren pasar por un afrontamiento emocional primero si no perciben ese control para luego poder avanzar.

¿Qué implicaciones tiene este descubrimiento, cómo lo podemos aplicar?

Una de las primeras implicaciones es en la comunicación. Está claro que sabiendo esto debemos tener cuidado en la forma en la que comunicamos las noticias o resultados sabiendo que ello puede influir en la reacción de la otra persona. Ya no solo para profesores que deben dar notas a alumnos sino también en otras situaciones de la vida diaria: Comunicarle a la pareja que algo no va bien, comunicar un problema en el trabajo, etc…

En estos casos se aconseja intentar dotar a la otra persona de algo de control, de una vía para encaminarse hacia la solución. El profesor puede ofrecerse a ayudar al alumno a revisar sus técnicas de estudio, el jefe puede hacer que sea el trabajador el que se encargue de la solución del problema (y no otro compañero) y la pareja puede dar alguna opción o solución para que el otro implemente (y no solo exponer la queja como es habitual sin soluciones). Sino corremos el riesgo de que la otra persona se rinda.

Sobretodo en la enseñanza se deben promover reacciones emocionales y respuestas que induzcan a la persistencia. Creo que las mayores implicaciones son obviamente en la enseñanza pero pueden extenderse a otros campos como el cumplimiento terapéutico (aumentarlo).

El cómo recibimos las noticias siempre influirá en como reaccionemos ante ellas.

Fuente: PsychcentralAuntMinnie, Neuron, Eurekalert.

Imagen: Flickr, Pixabay.