¿Demasiados antidepresivos en atención primaria?
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Conocidas como “escalas breves para la evaluación de los síntomas de la depresión” en Estados Unidos, estas pruebas se utilizan en entornos de atención primaria para determinar la frecuencia y gravedad de los síntomas de depresión entre los pacientes. Se han desarrollado varios de ellos para ayudar a reducir la depresión no tratada.
Recordemos: la depresión es una enfermedad mental grave que puede poner en peligro las relaciones, el empleo y la calidad de vida, y aumentar el riesgo de enfermedades del corazón, adicción a las drogas y suicidio. Pues bien: los cuestionarios breves que se utilizan para identificar a los pacientes en riesgo de depresión podrían estar directamente relacionados con la prescripción innecesaria de antidepresivos, de acuerdo con una nueva investigación del UC Davis Health System y publicado en la revista Journal of the American Board of Family Medicine.
Depresión en la consulta
Al equipo de investigadores le preocupaba que los cuestionarios pudieran conducir a la administración de antidepresivos a personas en realidad no deprimidas o sin depresión. Huelga decir que los antidepresivos son eficaces en el tratamiento de la depresión de moderada a grave, pero pueden traer consigo efectos secundarios significativos, como disfunción sexual, somnolencia y ansiedad. Asimismo, deben tomadas durante varios meses para ser eficaces. Por lo tanto, es muy importante tratar la depresión, pero es igualmente importante dar tratamiento a aquellos que realmente lo necesitan.
Para el estudio, se trabajó con 595 pacientes de consultas de atención primaria. Los pacientes seleccionados para el estudio fueron considerados de bajo riesgo para el desarrollo de depresión y, por lo tanto, candidatos poco probables a recibir antidepresivos. Para llegar a estas conclusiones, los científicos se basaron en los resultados de una breve herramienta de detección empleada ampliamente (Cuestionario sobre la salud del paciente [PHQ-9]), administrada directamente por ellos.
El cuestionario, que incluye preguntas sobre cambios en el sueño, la concentración, la energía y el apetito, se completó el mismo día en que los pacientes tenían visita con el médico de atención primaria, que no tenía conocimiento de que sus pacientes habían completado el PHQ-9. Basándose en una revisión de los historiales médicos, los investigadores dividieron a los pacientes en dos grupos: los que previamente habían completado el cuestionario para la depresión y los que no. Los grupos fueron comparados en términos de tasas de diagnóstico de depresión y prescripción de antidepresivos recibidos por parte de sus médicos.
De los 545 pacientes que no completaron los cuestionarios breves de depresión durante las visitas al consultorio de su médico, al 10,5% se les diagnosticó depresión y al 3,8% se les prescribieron antidepresivos. De los 50 pacientes que completaron cuestionarios breves de depresión, el 20% fueron diagnosticados con depresión y al 12% se les prescribieron antidepresivos.
Según los investigadores, el empleo de estos cuestionarios triplicó la probabilidad de que los pacientes en el estudio, que no eran propensos a desarrollar depresión, recibieran tratamiento frente a la depresión. Según los investigadores, el estudio pone de relieve la necesidad de investigar sobre mejores maneras de aplicar cuestionarios breves de depresión en la práctica diaria. Parte del problema, según los expertos, podría estar en cómo se interpretan los resultados del cuestionario.
En realidad, los síntomas de depresión, como el insomnio, la fatiga y la falta de concentración, se asocian con muchas condiciones de salud. Con todo, los cuestionarios no deberían ser algo definitivo. Se requerirían entrevistas formales que ayudaran a los médicos a decidir si la fatiga de un paciente, por ejemplo, es causada por la depresión (la fatiga también puede deberse a enfermedad pulmonar crónica o enfermedad cardíaca, por ejemplo.
Fuente | Science Daily
Imagen | ibmphoto24’s