¿Los probióticos pueden ayudar contra la depresión y la ansiedad?
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Parece ser que las bacterias del intestino están asociadas a muchos más procesos que los digestivos. Este nuevo estudio pretende abrir las puertas a la idea de que las bacterias del estómago pueden estar relacionadas con la salud mental de las personas y estudia como los alimentos probióticos pueden incidir en procesos como la ansiedad o la depresión.
Ya hace tiempo se descubrió en animales que los cambios en las bacterias del intestino podían incidir haciendo a los ratones menos ansiosos, afectando además estos al cortisol (la hormona del estrés). Hoy veremos que ocurre cuando los estudios se llevan a cabo en humanos.
Probióticos versus prebióticos
Para empezar es importante saber distinguirlos, aunque se complementen.
Los probióticos son alimentos con bacterias vivas en ellos, como los yogures o algunas bebidas preparadas (leches fermentadas,…). Estas bacterias sobreviven a la digestión llegando vivas al estómago ayudando a restituir la flora intestinal.
Los prebióticos son aquellos que estimulan el crecimiento de las bacterias beneficiosas, son alimentos funcionales que ayudan al organismo a producirlas, pero no lo son en sí mismas, son como un aporte energético (sin vida) para las bacterias que ya tenemos.
El estudio
Este estudio (publicado en el British journal of nutrition) realizó su experimento tanto en ratas como en humanos, el método fué administrar a ambos con una formulación probiótica de Lactobacillus helveticus R0052 y Bifidobacterium longum R0175 (PF). Por supuesto estas ya de por si reducen el estrés inducido por un malestar estomacal y a partir de esta idea surgió la de evaluar los efectos ansiolíticos que tenían en ratas y los efectos antidepresivos, ansiolíticos y en las estrategias de afrontamiento con humanos. La evaluación de las ratas se consideró la parte pre clínica del estudio y los niveles de efecto fueron medidos mediante la prueba de enterramiento defensivo condicionado. En los humanos se llevó a cabo un estudio de doble ciego con grupo control (placebo). A los sujetos del grupo experimental se les administró la formulación probiótica durante 30 días, para posteriormente evaluar las medidas psicológicas con las siguientes pruebas:
- Hopkins Symptom Checklist (HSCL-90), escala de síntomas de Hopkins.
- Hospital Anxiety and Depression Scale (HADS), escala hospitalaria de depresión y ansiedad.
- Perceived Stress Scale, escala de estres percibido.
- Coping Checklist (CCL), escala de afrontamiento.
- 24 h urinary free cortisol (UFC), 24h orina libre de cortisol.
Los resultados
Como era de esperar en las ratas la administración de los probióticos redujo los comportamientos asociados con ansiedad.
En los sujetos voluntarios humanos el efecto también fue positivo mejorando el malestar psicológico evaluado con las escalas antes mencionadas, en las cuales las puntuaciones se vieron reducidas en el grupo experimental en comparación con el placebo.
Pero, ¿Cómo funciona?, ¿Cómo afectan las bacterias al resto del organismo? Se postulan una serie de vías que pueden ejercer esta influencia:
- El nervio vago: Este nervio lleva la información sensorial del intestino al cerebro.
- Influencias en el sistema inmune, que a su vez afectaría al cerebro.
- Expresión de genes (en la infancia): La ausencia o presencia de microorganismos durante la infancia altera la producción de genes.
Dos estudios más
Este no es el único estudio al respecto ya que otras dos investigaciones analizaron procesos similares: En Francia se realizó un experimento en el que los sujetos que habían tomado probióticos durante 30 días si mostraron niveles de malestar psicológico menores. Así mismo la Universidad de California realizó otro estudio parecido en el que se les dio a mujeres leche con probióticos y leche sin y luego se analizaron sus cerebros mientras visualizaban imágenes de personas con expresiones faciales emocionales, las que habían tomado los probióticos mostraban menor activación en las áreas involucradas en el procesamiento emocional.
Fuente: PubMed, Livescience, directo al paladar,
Imagen: Wikimedia Commons.