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¿Qué SÍ decir y qué NO decir a alguien con una enfermedad mental?

11 febrero, 2015 20:32

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Las enfermedades mentales no son infrecuentes, es más la probabilidad de que tengáis a algún amigo, familiar o pareja que padezca una (a lo largo de su vida) es extremadamente alta. Ya sea una depresión, un trastorno de ansiedad o incluso cosas más crónicas como una esquizofrenia o un trastorno de personalidad, muchas veces la sensación que nos provocan es la misma: Nos sentimos perdidos, queremos ayudar pero no sabemos cómo. No sabemos que hacer o decir para ayudar a la otra persona y muchos por temor a “cagarla” se alejan del que tiene el problema, lo cual, no les ayuda nada.

Hoy vamos a hacer una lista de cosas que si pueden hacer sentir mejor a una persona con problemas psicológicos y otras que no hay que decir porque pueden hacerles sentir peor. Está claro que hay diferencias individuales y que si una persona quiere se puede tomar a mal cualquier cosa pero al menos nosotros habremos actuado bien, la idea es que estos consejos os ayuden a apoyar a las personas con trastorno mental que os rodean y evitar que estas se sientan aisladas.

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¿Qué NO decirles?

Bien, en este apartado incluiremos unas frases genéricas pero por supuesto si conocéis la problemática específica de la persona podréis añadir más. Esta categoría la puede completar uno mismo pensando que cosas le molesta u odia que se le digan cuando está mal, es un poco de sentido común. Lo que ocurre es que somos seres de rutina y de ir a lo seguro, y lo seguro muchas veces es decir frases típicas que ni significan nada ni el otro se las cree. Piensa siempre antes de decir algo como te sentirías tú en esa situación y si te molestaría.

  1. No eres el único con una enfermedad mental: Esta frase la suelen tomar como una comparación y una crítica, además de ser vista como una forma de quitarle importancia a lo que siente. Puede que lo digas para motivarle pero no va a funcionar.
  2. No lo uses de excusa: Esta es típica de padres y familiares. Puede ser que una persona con trastorno mental utilice lo que padece para obtener beneficios o tener una excusa para no hacer cosas, pero también puede que nos estemos equivocando. En cualquier caso con esta frase no conseguiremos nada más que hacer que el otro se sienta peor o se ponga a la defensiva.
  3. ¡Supéralo! No es para tanto: A veces cuando nos frustramos al convivir con una persona con problemas la impotencia y la rabia nos pueden llevar a decir cosas así. Esto puede ser interpretado de forma muy negativa, como si no nos importara la persona, no la quisiéramos cuidar, como si su problema fuera fácil de solucionar y el fuera estúpido por no hacerlo. Cuidado porque decir cosas así puede costarnos caro.
  4. No lo estás intentando: ¿Ya conocéis la profecía auto-cumplida no? Pues si le dices a alguien que no lo está intentando lo más probable es que nunca lo haga. No sabes realmente cómo se siente esa persona por dentro, puede que si lo esté intentando pero no a tu nivel de expectativas, no hay que ser injustos.
  5. No puedes estar así para siempre: Esto pone altos niveles de estrés sobre la persona, la hace sentirse inadecuada. Cada persona tiene su ritmo de recuperación, algunos más rápido y otros más lento. No debemos presionar de esta manera.
  6. Tienes que salir más: Si bien es cierto que salir puede ser muy beneficioso para ciertos trastornos (hay momentos en los que no, ojo), lo mejor es que sientan que se les apoya si lo hacen pero no que se les obliga, presionar a hacer algo solo hará que quieran hacerlo menos aún. Al decir esto además la persona sentirá que la estamos juzgando o que es rara por estar aislada.
  7. Eres vago/a: Ser vago es un rasgo de personalidad y no un síntoma de la enfermedad. No hay que confundir las cosas, hay enfermedades que cursan con síntomas como desmotivación, cansancio, letargia, anhedonia, etc… Puede parecer que son vagos (en esos momentos sintomáticos) pero no debemos juzgar a la persona pues claramente está luchando con un tipo de emoción intensa en esos momentos.
  8. Estás enfermo: Esto no hace más que acentuar los sentimientos de inadecuación de la persona, condenas a la persona a ese estado. Una cosa es no aceptar la gravedad de una enfermedad y la otra insistir en ella disminuyendo la autoestima de la persona y sus sentimientos de eficacia para combatirla.

Por supuesto debemos evitar comunicarnos cuando estamos enfadados, frustrados o cansados con la persona pues nuestro lenguaje no verbal será muy obvio y además probablemente digamos algo que hiera a la otra persona y de lo que nos arrepintamos. Básicamente hay que evitar frases del tipo: “Tienes que…”, “Eres…”, “Deberías…”. No comparar a la persona con otros, no menospreciar sus intentos (por pequeños que sean), no juzgarla ni etiquetarla.

¿Qué SÍ puedo decir?

Lo primero de todo es observar nuestro propio estado, ¿estamos calmados, relajados, concentrados? Si no lo estamos tal vez debamos esperar a estarlo. Si te sientes tenso o alterado toma un par de respiraciones lentas, vacía tu mente y entonces, con el corazón, acércate a la persona a la que quieres ayudar.

  1. Vamos a superar esto juntos: Hazles sentir que estas de su lado, que les apoyas, que les vas a ayudar. (Es una alternativa muy buena a la frase típica de: “Necesitas ayuda”).
  2. No estás solo/a: Uno de los problemas de los trastornos mentales es que la persona se siente diferente al resto, inadecuada, como si nadie le entendiera. Hazle sentir que estás a su lado pase lo que pase, que no está sola. (es una buena alternativa a la frase de “No eres el único”).
  3. Vas a salir de esto de alguna manera: Debemos dejarles saber que el sufrimiento tiene un final, recordar que hay una salida, que hay opciones.
  4. Puede que no entienda completamente lo que sientes y por lo que estás pasando pero entiendo el dolor: Decir esto así evita que la persona sienta que minimizas o trivializas su situación, nadie pasa por las mismas situaciones de la misma forma pero todos podemos sentir dolor. Puede reconfortar a la persona el ver que entendemos el concepto más genérico que es el dolor que siente en ese momento, sea por el motivo que sea, y que queremos estar ahí con ella mientras pasa por ese momento. Decirle a alguien que sabes perfectamente por lo que está pasando es poco realista.
  5. Aún hay esperanza: Muchas veces la persona es incapaz de ver por sí misma la salida y nosotros podemos recordárselo. Cuando ellos dejen de creer en que pueden mejorar es nuestro deber hacerles ver que pueden, que creemos en ellos, en su capacidad, darles esa motivación a través de nosotros. Creer que hay opciones puede significar una gran diferencia.
  6. Las cosas no tienen por qué seguir así: Hacerle saber a la persona que tiene opciones, que hay ayuda, que su situación puede mejorar. Dejarle saber que su enfermedad puede mejorar, que no tiene porqué ser siempre así. Hay que ser realistas y no mentir, si es una enfermedad crónica no le diremos que va a desaparecer pero si que puede mejorar, que vamos a estar ahí para ayudarles y cambiar las cosas, que hay muchas opciones, tratamientos psicológicos, medicación, cambios en la dieta y que puede mejorar. (este punto hay que adaptarlo a cada persona).
  7. Si has pasado por algo similar o conoces a alguien que lo haya hecho puedes compartir la historia, esto hará que la persona no se sienta sola. De nuevo hay que ir alerta con lo que se dice, la idea no es desmotivarlos más aún sino hacerles sentir comprendidos.
  8. Vamos a luchar contra esto y vamos a superarlo. A veces esa motivación externa es necesaria. Cuando ellos no tengan fuerzas les puede ayudar que se las demos nosotros, que demos ese pequeño empujón antes de que se rindan.

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¿Qué puedo hacer?

Debes saber reconocer el momento en el que está la persona lo primero de todo: ¿Está teniendo una crisis, un momento agudo de la enfermedad, o está teniendo un día bueno, una evolución positiva? En los momentos de crisis y estados emocionales muy negativos lo importante es mostrar un apoyo incondicional, que sepan que estás ahí, que te importan y no dejar a la persona sola mucho tiempo. Si en cambio hay una pequeña mejora (o tregua) podemos aprovechar (con tacto) para proponer alguna actividad como salir a pasear, ir a hacer algo, hacer alguna tarea que quedaba pendiente y darle un poco más de autonomía a la persona cuando la pueda tener. Todo adaptado a la capacidad y el momento en el que está la persona.

Si la persona puede hacer algo no lo hagas por ella, una cosa es mostrar apoyo y la otra victimizar o sobreprotegerla quitándole su autonomía, esto puede ser muy negativo. Para que ella crea en su capacidad de hacer algo, también debes creerlo tú.

Es muy importante ser buenos en la escucha activa. La escucha activa es escuchar conectando con el que habla, prestándole completa atención, empatizando con ella y demostrando que comprendemos lo que dice, que nos importa e interesa, esto se hace haciendo preguntas breves sobre lo que cuenta, asintiendo con la cabeza, mostrando interés con el lenguaje corporal, cercanía, repitiendo de forma aclaradora algo que ha dicho, etc…

Procura además controlar tus propias emociones. Muchos trastornos mentales provocan en el que está viéndolos una escalada emocional, que a su vez empeora el estado del que lo sufre. Las personas con trastornos mentales no necesitan esa reactividad, es más necesitan personas estables, calmadas y que les ayuden a disminuir su propia activación, no subirla.

Aunque es verdad que una persona recuerda más como le hiciste sentir que qué dijiste, el cómo le hagas sentir dependerá también de que digas, así que cuida tus palabras. A veces si no sabes que decir, simplemente un abrazo, estar a su lado, traerle lo que necesita (pañuelo, agua, comida o una manta) puede ser un gesto significativo.

Fuente: PsychCentral, PsychCentral,

Imagen: Wikimedia Commons, Pixabay.