¿Cuándo no funciona la terapia de pareja?
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La terapia de pareja es aquella en la que la pareja acude de forma conjunta para resolver un problema común que está empeorando la relación y afectando a ambos miembros. O así debería ser. Muchas veces debido a que las emociones son intensas o a que uno desconoce cómo solucionar el problema puede ser muy útil acudir a un profesional externo que ayude a poner en acuerdo a las partes y les ayude guiándoles a la solución del problema, alguien imparcial con un punto de vista externo, neutro y más racional, un psicólogo con técnicas y teorías psicológicas a su espalda.
Sin embargo muchas veces cuando una pareja acude a terapia de pareja el profesional puede descubrir que el problema es otro o que la solución puede ser más difícil de lo que parecía al principio.
En cualquier caso hay situaciones que de por sí disminuyen la efectividad de la terapia. Interfieren. Hoy vamos a hablaros de estas situaciones que pueden explicar por qué la terapia no funciona.
1- El problema es individual y no de pareja:
Puede que uno de los miembros de la pareja tenga un problema individual con las relaciones (que no tenga que ver con la pareja, que se haya repetido en todas las relaciones anteriores), que sufra las secuelas de un trauma infantil, puede que haya un trastorno mental implicado (depresión, ansiedad, acoso laboral, trastorno bipolar, etc…), puede que uno de los dos tenga una adicción (alcohol, drogas, juego, etc…). Normalmente en estos casos el mayor peso recaerá (y requerirá) una terapia individual, la de pareja sería secundaria al trabajo individual y sería más un método de reparo y de ayuda en la comprensión de lo que ocurre. Sin el trabajo individual la terapia de pareja no funcionará.
2- Uno fuerza al otro a ir o uno no realiza las tareas encomendadas:
Si se fuerza a la pareja a ir a terapia obviamente no va a colaborar, entorpeciendo que se pueda evolucionar. Si no se realizan las tareas lo mismo ocurre. Para que vaya bien ambos deben estar de acuerdo con acudir y participar activamente.
3- Los objetivos de la terapia no están claros:
Uno no sabe muy bien porqué va o que quiere obtener. O el terapeuta no los marca claramente y el trabajo no cobra sentido para la pareja. Cuando todo está poco claro y no se sabe muy bien por dónde tirar la cosa se puede complicar. El primer paso debe ser establecer objetivos.
4- Los miembros de la pareja se sienten incómodos en la terapia o no quieren hablar de intimidades:
Si la persona es excesivamente reservada, muy tímida o reacia a abrirse, eso tendrá que trabajarse. Si no se sienten cómodos con el terapeuta deberían buscar otro.
5- El terapeuta no es el adecuado.
En principio da igual que tipo de terapia se utilice pues todas funcionan más o menos (es más una cuestión de cierta terapia funciona mejor con ciertas personas), lo adecuado es encontrar la que se adecue a la pareja. Debéis sentiros cómodos con los ejercicios y con el terapeuta, tener confianza y entenderos. El tipo de terapia también debe ser adaptado a vuestras necesidades. Muchas veces el simple hecho de cambiar de terapeuta puede mejorar la situación. Que una terapia no haya funcionado puede ser algo puntual. Intentad en este caso buscar un profesional con otro tipo de orientación. Aseguraos también de contactar con un profesional cualificado y con experiencia a sus espaldas.
6- Uno de los miembros de la pareja ya ha decidido terminar con la relación y utiliza la terapia como método de comunicarlo o cómo forma de convencerse de que ya lo ha intentado todo.
Obviamente la terapia no va a funcionar porque una de las partes ya ha decidido no seguir con la relación y por lo tanto no va a colaborar en reparar la relación.
7- El problema tiene una historia tan larga que el daño emocional es demasiado grande como para ser reparado.
En ocasiones hay cosas que no se pueden reparar. Infidelidades múltiples, abuso emocional, etc… Hay personas que pueden superarlo pero otras muchas no.
En conclusión la terapia de pareja es más efectiva cuando ambos miembros quieren reparar el problema, conocen qué es lo que quieren (o lo que no) y acuden de forma conjunta con cierta motivación por mejorar la situación. Si la frecuencia es mayor a una vez por semana mejor. Si el terapeuta es escogido de forma conjunta mejor también.
Fuente: PsychCentral, Huffingtonpost.
Imagen: Wikipedia.