Pocas son las personas que no consideran el chocolate como uno de los grandes placeres rutinarios. Procedente de la extracción de la semilla de la planta Theobroma cacao, es rico en cafeína, teobrominas y flavonoles, siendo usado como remedio hace unos 3000 años para paliar síntomas de fatiga y reumatismo. Sin ser conscientes de ello, actualmente lo utilizamos en épocas de depresión, ansiedad y estrés, lo que nos hace formular la siguiente cuestión: ¿Cómo afecta el chocolate a nuestro cerebro?

El chocolate y su estudio

Analizando diferentes estudios en vista a síntomas de depresión y consumo de chocolate, se ha encontrado que el consumo era mayor en los individuos que padecían depresión. La calidad del chocolate y su composición también es una variable a tomar en cuenta en todos los estudios realizados, pues como ya sabéis los compuestos de interés como la cafeína o los flavonoles se encuentran en la semilla, por lo tanto productos como el chocolate con leche poseerán menor cantidad, o ninguna, en el caso del chocolate blanco.

Se ha demostrado que el contenido en grasas trans de algunos aperitivos de chocolate está relacionado con deficiencias cognitivas, llegando incluso a asociarse con depresión. Sin embargo,otros estudios han determinado de forma contradictoria, que puede potenciar la capacidad cognitiva; ¿En qué quedamos?

Para conocer de forma más precisa los mecanismos por los que el chocolate nos afecta, se han realizado una serie de pruebas con la semilla de cacao, producto de la fermentación. Para empezar, se encontró que los flavonoles activan nuestros receptores anti-estrés, mientras que la cafeína tenía un efecto antidepresivo directo. Todo ello se traduce a un efecto estimulante al mismo tiempo que relajante.

Profundizando en los flavonoles

Más allá de los efectos anti-estrés, los flavonoles han demostrado poseer efectos anti-inflamatorios, ayudando a todo nuestro organismo reduciendo la presión sanguínea, al disminuir la concentración de la proteína C reactiva que aumenta el flujo sanguíneo en el cerebro y mejora el funcionamiento de los vasos sanguíneos.

Además, fortalecen la señal implicada en la regeneración neuronal y su reparación, ayudando a la memoria a largo plazo. El camino más rápido para estos beneficios es la sustitución de cualquier producto de chocolate por su versión de chocolate negro. De este último, se ha demostrado que tiene efectos positivos en la lucha contra la obesidad, al disminuir el apetito.

En definitiva, incorporando el chocolate a una dieta equilibrada con algo de ejercicio, obtendremos beneficios tanto a nivel mental como físico, consiguiendo así un mayor bienestar y salud.

Fuente |  Psychology