La relación entre los "sofocos" y el riesgo de enfermedad cerebrovascular
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Cuando oímos la palabra “sofocos” la relacionamos inevitablemente con “menopausia”. Los sofocos se suelen experimentar precisamente durante la transición de la fertilidad normal de una mujer hacia este período de menopausia, un período donde se producen cambios en los niveles de estrógenos (los cuales aumentan el riesgo de osteoporosis y de eventos cardiovasculares), alteraciones del sueño, cambios de humor… Había muchos síntomas ya conocidos, pero hasta el momento no se habían llegado a relacionar estos sofocos con cambios en el cerebro, o más concretamente con un mayor riesgo de enfermedades cerebrovasculares como el ictus o el cambio de flujo sanguíneo cerebral.
Ahora, un reciente estudio piloto de la Escuela de Medicina de la Universidad de Pittsburgh afirma que podría existir cierta relación que habría que tener en cuenta.
Los sofocos de la menopausia y el riesgo de enfermedad cerebrovascular
Según los datos actuales, hasta el 70% de las mujeres tienen sofocos (una sensación de intenso calor y sudoración) durante la transición hacia la menopausia, e incluso años después de producirse esta, como bien comenta la investigadora principal de este estudio Rebecca Thurston. Anteriormente ya se habían vinculado los sofocos con signos de enfermedad cardíaca asintomática, como cambios en los vasos sanguíneos, elevada presión arterial o niveles de colesterol elevados. Sin embargo, aún no se habían vinculado los sofocos con la salud cerebral.
Ahora, Thurston y su equipo sí han pensado en examinar tal relación, y por ello reclutaron a 20 mujeres de mediana edad que no tomaban terapia hormonal y, usando un dispositivo que media la conductancia de la piel, pudieron monitorizar biológicamente los sofocos durante 24 horas. Además, también llevaron a cabo estudios de neuroimagen mediante resonancia magnética, pudiendo detectar hiperintensidades cerebrales si las hubiese, es decir, puntos brillantes que podrían denotar la existencia de enfermedad de pequeños vasos sanguíneos a nivel cerebral. Por su parte, las mismas participantes también llevaron a cabo un diario electrónico de sofocos.
Según el estudio, el promedio eran unos tres sofocos por día, pero el seguimiento mediante la monitorización de 24 horas daba un promedio de hasta ocho sofocos diarios no reportados (probablemente porque se producían durante el sueño, según Thurston). Además, resultó que las mujeres que tenían mayor número de sofocos, sobre todo si se producían durante el sueño, también eran aquellas con un mayor número de hiperintensidades cerebrales detectadas mediante resonancia magnética.
Así lo comenta Thurston:
“Otros factores como la edad o factores conocidos de riesgo cardiovascular no explicaron este efecto, por lo que nuestros hallazgos sugieren que existe una relación entre los sofocos de la menopausia y los cambios en los vasos sanguíneos a nivel cerebral. Por ello es necesario seguir trabajando para entender si uno causa el otro, o si estos sofocos son una señal de algún proceso vascular que afecta a la salud del cerebro”
Vía | News Medical.