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Las 7 parejas de enfermedades que suelen aparecer juntas

6 julio, 2015 16:41

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Aunque existen diferentes especialidades médicas, recuerdo como en la carrera todos y cada uno de los especialistas que nos enseñaban las respectivas asignaturas nos decían eso de “el cuerpo está conectado, no suele afectarse un solo sistema sin que haya otro también afecto”. En otras palabras, aunque haya diferentes órganos y sistemas diferenciados, y que muchas veces en medicina los tratemos por separado, la realidad es que el cuerpo humano es todo uno y no suele enfermedad por separado sin más.

Lo curioso viene cuando nos hemos ido dando cuenta de que algunas enfermedades suelen aparecer junto a otras que pueden tener algo que ver con ellas, o absolutamente nada (o eso parece en un principio). Hoy os hablaremos de 7 parejas de enfermedades que suelen aparecer una junto a otra, o de las cuales una aumenta el riesgo de aparición de la otra.

1. Enfermedad celíaca y problemas de tiroides

Como ya sabéis, la enfermedad celíaca se trata de un trastorno autoinmune donde nuestras propias defensas atacan a nuestro cuerpo. En este caso se produce una inflamación excesiva al consumir un tipo de proteína, el gluten, que en un principio debería procesarse como cualquier otra, pero nuestro sistema inmune no piensa así. Dicha proteína se encuentra, entre otros alimentos, en el trigo, centeno o cebada; y los individuos con dicha enfermedad sufren daños en el intestino delgado al consumirla.

Por su parte, lo que se vio en un estudio del pasado 2008 es que estos individuos con enfermedad celíaca tenían hasta 3-4,5 veces más riesgo de sufrir trastornos de la glándula tiroides; concretamente hasta 3 veces más riesgo de sufrir hipotiroidismo y 4,5 veces más riesgo de sufrir hipertiroidismo.

2. Insuficiencia cardíaca y osteoporosis

Nuestro corazón es un músculo, y con la edad va decayendo, llegando a provocar en algunos individuos lo que se denomina insuficiencia cardíaca. Ahora bien, ¿debería esto tener algo que ver con nuestros huesos? Según un estudio del pasado año 2012 sí, pues la insuficiencia cardíaca se habría vinculado a un aumento de hasta el 30% del riesgo de sufrir osteoporosis y fracturas.

La razón por la que sucede esto se desconoce, aunque una posible explicación radicaría en la genética que compartirían ambas condiciones (como sucede con la fibromialgia y el síndrome de fatiga crónica). Otra teoría es más física, y afirma que cuando se obstruyen las arterias y se obstaculiza el flujo de sangre a las extremidades inferiores, el transporte de minerales hacia los huesos también se vería afectado.

3. Psoriasis y artritis psoriásica

La psoriasis es también una enfermedad autoinmune, la cual afecta a la piel, formando manchas rojas y escamosas normalmente en las zonas de codos, rodillas o cuero cabelludo (aunque hay varios tipos de psoriasis que afectan a otras zonas). La parte mala del asunto es que el 20% de los individuos con psoriasis acaba desarrollando un tipo de artritis, la artritis psoriásica, donde se produce una inflamación articular dolorosa que puede ser irreversible si no se trata.

Además, existen otros trastornos autoinmunes (y no autoinmunes) relacionados con la psoriasis, como la artritis reumatoide, un mayor riesgo de ictus o de infartos de corazón.

4. Diabetes y depresión

La diabetes puede asociar, a su vez, el doble de riesgo de sufrir una depresión asociada según los estudios. Los síntomas de la diabetes incluyen fatiga, náuseas, alteraciones de la micción e infecciones urinarias, sed inusual, visión borrosa y heridas (sobre todo en los pies) que pueden tener una difícil curación. Todos estos síntomas ocasionan un gran estrés que puede acabar desembocando en una depresión, aunque también se baraja la hipótesis de que los fallos del metabolismo que se producen en la diabetes acaben afectando al cerebro, y esto sera lo que aumenta el riesgo de depresión.

Sea como fuere, hay que estar muy atentos a este hecho, e ir consultando con nuestro médico de confianza si nos notamos algún síntoma de tristeza inusual.

5. Neumonía y enfermedades cardiovasculares

La neumonía es un tipo de infección respiratoria, donde se afecta una zona específica del pulmón y puede llegar a necesitar hospitalización durante varios días. A su vez, si se sufre este tipo de enfermedad, el riesgo posterior de sufrir un infarto cardíaco o un accidente cerebrovascular en las siguientes semanas o meses se dispara, aunque no se tuviesen signos de enfermedad cardiovascular anteriormente a dicha infección.

Anteriormente ya se habían relacionado la neumonía con estas enfermedades cardiovasculares, pero en individuos que ya tenían problemas cardíacos previos a la infección. Ahora los investigadores sugieren que sufrir una neumonía debería considerarse como un factor de riesgo de infarto o ictus de manera totalmente independiente, según el reciente estudio de la Asociación Médica Americana de enero de 2015.

6. Enfermedad Pulmonar Obstructiva Crónica (EPOC) y Herpes Zóster

EPOC, son las siglas de la enfermedad pulmonar que azota a los individuos fumadores del siglo XXI, caracterizada por el bloqueo de las vías respiratorias y agudizaciones de la situación si no se lleva a cabo el tratamiento correcto. Por su parte, el herpes zóster es un tipo de erupción cutánea dolorosa en forma de “culebrilla”, causada por el mismo virus responsable de la varicela. Ahora bien, ¿qué relación tienen ambas enfermedades? Según un estudio de 2011 del Canadian Medical Association Journal, una enfermedad duplica el riesgo de sufrir la otra.

La evidencia actual baraja la hipótesis de que el EPOC sea una enfermedad autoinmune activada por el consumo de tabaco, y el hecho de tener un sistema inmune debilitado ocasiona que se produzcan otras enfermedades como el herpes zóster.

7. Sofocos de la menopausia y densidad ósea 

Si hace poco os contamos la relación que había entre los sofocos y el riesgo de ictus, otro estudio del pasado enero de 2015 publicado en Journal of Clinical Endocrinology & Metabolism demostró que las mujeres que sufrían sofocos de forma más significativa tenían el doble de posibilidades de sufrir fracturas en comparación a mujeres con una menopausia sin dichos síntomas.

Por el momento no se conoce por qué los sofocos aceleran la pérdida de densidad ósea, pero por el momento es buena idea mantener unos correctos niveles de calcio y vitamina D en esta situación.