Los 6 hábitos de la salud mental que pueden acabar con nuestra confianza
La confianza en uno mismo es la clave para el éxito en muchos campos. Ya sea realizando un deporte, en el trabajo, los estudios o incluso con la familia y amigos, la confianza juega un papel vital para dar todo lo posible de uno mismo y obtener resultados.
Sin embargo, hay personas que no tienen la misma facilidad para sentirse bien con uno mismo, personas que dudan de su éxito en sus tareas y que se centran en ofrecer más de lo que reciben. El camino directo a sentirse bien con uno mismo se basa sencillamente en darse cuenta de los hábitos mentales que llevamos a cabo y que no tienen el efecto que deberían, y potenciar los hábitos auto-compasivos y las metas.
De esta forma, hemos recogido los 6 hábitos de la salud mental que pueden acabar con nuestra confianza, que nos ayudarán a reflexionar sobre que deberíamos mejorar en nosotros mismos y como nos deberíamos de comportar (y como no) con el resto.
1. Sentirse culpable
Durante nuestra educación, la mayoría de los padres se han cerciorado que sus hijos aprendan el verdadero valor de las cosas; ‘Comete toda la comida que en África están pasando hambre‘, la típica frase que nos decían nuestros padres cuándo tardábamos en comernos el plato de lentejas.
Si bien es cierto que su intención es correcta, demasiados mensajes que interioricen una emoción sobre lo culpable que somos en nuestras acciones o sobre lo que nos rodea, puede ocasionarnos un daño que realmente no hemos sufrido.
Pensar que no hemos ayudado lo suficiente a alguien (cuando realmente hemos hecho todo lo posible), sentir que tenemos más suerte con algunas cosas que el resto de personas, debemos darnos cuenta que todos estos pensamientos no afectan al resto, solo lo hacen nuestras acciones.
2. El fracaso
Hay gente con la que es difícil tratar, pues piensan que no van a conseguir nada en esta vida. Pensar que no has obtenido ningún logro es la forma más sencilla de encerrarse en este pensamiento negativo. Las circunstancias en las que se desarrolla nuestra vida deben ser estudiadas minuciosamente, pues en muchas ocasiones son unos padres criticones, un jefe sin corazón, o un amigo que es ‘bueno en todo’, las figuras que ayudan a tumbarnos anímicamente.
Debemos de pensar que la vida se basa en éxitos y fracasos, y que estos últimos nos ayudan a pensar con claridad y cosechar mayores éxitos. Cada nueva oportunidad es un nuevo comienzo para poner en práctica lo que sabemos y evitar cometer el mismo error.
3. Ser perfeccionista
Ser perfeccionista no es lo mismo que querer hacer las cosas bien. A veces somos nuestro mayor crítico, y algunas ocasiones va a afectar a nuestras acciones en el sentido de ni siquiera llevarlas a cabo con la idea de poder hacer una verdadera chapuza. Un articulo del Review of General Psychology encontró que los perfeccionistas son más propensos a sufrir depresión y ansiedad,¡ y a cometer el suicidio!
Solo se sienten realizados cuándo hacen las cosas bien; pero nadie es capaz de hacer todo bien. Debemos olvidar el blanco y negro de las acciones, y pensar que hay tantas soluciones como queramos darlas.
4. El arrepentimiento
Vale, está bien que nos arrepintamos de las malas acciones de vez en cuándo, pero si mantenemos la espinita clavada en nuestra conciencia podemos causarnos una severa hemorragia sentimental. Hay acciones que simplemente no podemos revertir, y debemos vivir con ello. El dolor o tristeza que nos ocasiona el arrepentimiento debe enfocarse en la búsqueda de una nueva solución.
5. Las comparaciones
Perdonadme recurrir a esta expresión pero, las comparaciones son odiosas. Puede ser la herramienta educativa más utilizada por los adultos durante nuestro aprendizaje; ‘¿Qué nota ha sacado Juan?’ .
Cuando las comparaciones son hacía personas que no han logrado el éxito en algo que nosotros sí hemos conseguido, sentimos una especie de superioridad o satisfacción. Cuándo es al contrario, iniciamos un ciclo negativo que difícilmente podremos romper.
La realidad es distinta, pues el éxito del resto de personas es un iceberg, del que vemos el saliente, pero ignoramos la profundidad que se esconde detrás. Las comparaciones nos presionan, y debemos de comprender que cada uno sufre de unas circunstancias diversas, que le pueden ayudar o perjudicar en su meta.
6. Complacer
Debemos andarnos con cuidado con este hábito, pues complacer es una rutina positiva. Sin embargo, hay personas cuya única voluntad es cumplir los deseos de la gente que le rodea, careciendo de uno propio. Es en este sentido, cuando la palabra complacer deja de ser tan positiva.
La empatía es un don, pero ‘saber’ por lo que los demás están pasando, no nos hace responsables de hacerles sentir mejor. Debemos de considerar el precio a pagar por complacer a los demás en cada momento en cifras como el estrés, y la distancia que nos aleja de nuestra meta.