Las células misteriosas de los machos: ¿Comida o sexo?
¿Podría acordarse del sexo o, más aún, salir a buscarlo, aun cuando esté usted privado de comida? Quizás se encuentre dubitativo, es comprensible, sobre todo si hay que hacer un gran trabajo mental para acordarse de esa última ocasión voluptuosa. Pero, ¿y si le dijera que esto sucede en pequeños gusanos? En nematodos, para ser más correctos.
Un par de células para decidir comer o buscar sexo
Pues bien, resulta que esto mismo ha sido descubierto por varios investigadores del University College London. Parece ser que un ‘simple’ par de neuronas del cerebro de los nematodos sometidos a estudio, C. elegans, permite a estos organismos no sólo recordar el sexo, sino también solicitarlo, aun cuando sufren inanición.
Ese par de neuronas recibe el nombre de células misteriosas de los machos (o MCMs). Antes de proseguir, debemos entender que cuando hablamos de ‘sexos’ en C. elegans nos referimos a un sexo masculino y otro hermafrodita. Dicho esto, pasemos a cómo los investigadores llegaron a la conclusión anteriormente expuesta, esto es, mediante ensayos de condicionamiento clásico.
En estos experimentos, los nematodos aprendieron a asociar experiencias placenteras (compañía de la pareja) o desagradables (inanición) con un estímulo, que en este caso fue la sal. Y, ¿entonces? Pues bien, esto fue lo que sucedió: aquellos C. elegans que fueron privados de comida en presencia de sal, aprendieron a huir de áreas con altas concentración de esta sustancia cuando eran transportados a un medio diferente con distintas concentraciones salinas. Esto último viene a significar que los nematodos aprendieron que la sal es una señal de ausencia de alimento.
Antes de continuar deberíamos remarcar que fueron ambos sexos los que aprendieron esto, incluido el macho. Pues bien, y aquí viene lo interesante, cuando los machos fueron privados de comida en presencia tanto de sal como de la pareja sexual, y entonces fueron transportados a un medio con diferentes concentraciones de sal, los machos buscaban las zonas con altas concentraciones de sal.
¿Cuál es la conclusión? Pues no puede ser otra que la asociación de sal con sexo es más fuerte que la asociación entre sal e inanición. Y esto no sucedió ni en hermafroditas ni en machos a los cuales se les habían eliminado las neuronas en cuestión, lo que hace fundamentales en este proceso de aprendizaje a las ‘células especiales’.
De nematodos a humanos
No podemos pasar por alto: No sería lo más deseable omitir la segunda noticia que trae de la mano esta investigación. Lo que sucede es, apelando al coautor Richard Poole, que “Es el primer ejemplo bien descrito de células gliales (es decir, aquellas cuya función principal es el soporte de neuronas) que producen neuronas más allá de vertebrados”. Hablamos, pues, de células gliales completamente diferenciadas. Continuando con el Doctor Poole, “Ahora podremos explotar este sistema para entender cómo las células gliales completamente diferenciadas pueden volver a introducirse en el ciclo celular para generar neuronas, lo cual podría ser importante en el futuro a nivel terapéutico”.
Por último, me gustaría lanzar una pregunta al aire: Si esto sucede en nematodos, de relativa simplicidad, ¿qué sucederá en humanos? Sigamos soñando y trabajando por llegar a comprender, algún día, misterios de nuestra sexualidad como la identificación de los individuos con un determinado género y, cómo no, la orientación sexual.
Fuente: Science Daily.