Mareos en el coche: ¿Por qué suceden y cómo lo podemos evitar?
¿A qué se deben los mareos en el coche?
Básicamente, nos mareamos en el coche porque volvemos loco al cerebro. Nuestros ojos le envían señales que le hacen creer que estamos en movimiento, ya que vemos cómo el coche se mueve y el paisaje exterior avanza. Sin embargo, nuestras articulaciones y nuestro oído interno le dicen que estamos quietos, sentaditos en nuestro sitio, de modo que se crea una señal de conflicto que viaja hasta el área postrema, una estructura medular del cerebro que se encarga de controlar el vómito, induciéndolo ante la presencia de toxinas y, también, cuando detecta este tipo de conflictos.
No se conocen las causas por las que no todo el mundo sufre este tipo de mareos, pero está claro el papel de la funcionalidad del oído interno, ya que los sordomudos no se marean así. Por el contrario, es muy común en niños y embarazadas y en algunos adultos desdichados que lo seguimos sufriendo de mayores.
¿Cómo se puede evitar?
En primer lugar, es importante no practicar actividades como leer, escribir o ver vídeos, ya que llegarían aún más señales confusas a nuestro cerebro. Por otro lado, también ayuda sentarse lo más quieto posible, preferentemente en el asiento delantero, y mantener la vista en un punto fijo, pero siempre enfrente, nunca hacia abajo. Si todo esto no os funciona, también podéis probar a dormir, pues tendremos los ojos cerrados y, además, parte del cerebro disminuye sus actividad, de modo que no será consciente del conflicto. No ir con el estómago muy lleno también es muy importante, especialmente debéis evitar las comidas picantes o muy grasas. Por último, si vais a hacer un viaje con amigos, elegid ser conductores, pues mantendréis la mente ocupada y se disminuirán las señales de confusión en el cerebro.
Si todo esto no funciona, pues nada, Biodramina. Pero no os escondáis, que no es nada malo y, además, ahora podéis quedar súper bien explicando las causas. Nunca más se reirán de vosotros. O sí, pero el conocimiento mola.
Vía: IFL Science