Leyendas de la astronomía: Las Perseidas
La leyenda griega
Si se llama a esta lluvia como os mencioné antes, es porque, si observamos el lugar del que se ven caer las estrellas, veremos que proceden de la constelación de las Perseidas. ¿Pero a qué se debe este nombre? Existen varias leyendas en la mitología griega, pero una de las más extendidas cuenta que siendo Zeus muy joven, quedó embelesado por la belleza de una ninfa, llamada Danáe. Bajó en repetidas ocasiones para poder estar con ella, pero estaba recluida en una torre de bronce inquebrantable a la que ni siquiera él, en su condición de dios, podía acceder.
Sin emabargo, tuvo una idea y una noche se transformó en una lluvia de color dorado que pudo atravesar los muros y llevarlo hasta su amada. Fruto de lo que ocurrió aquella noche nació Perseo, del que ya hablamos en otra leyenda. Así, después de que su padre lo enviara al firmamento en forma de constelación, Perseo envía cada año a la Tierra una lluvia de estrellas, como recuerdo de la noche en que fue engendrado.
La leyenda Católica
Otro nombre con el que se conoce este fenómeno es el de Lágrimas de San Lorenzo, cuya onomástica se celebra el día 10 de agosto, fecha que suele coincidir con la lluvia de meteoros, aunque no siempre con la noche en que se observan con más frecuencia. Se cuenta que San Lorenzo Mártir fue quemado vivo en una parrilla, en Roma, y se le atribuye una muerte valiente, llegando incluso a decir a sus verdugos: “dadme la vuelta, que por este lado ya estoy hecho”.
Como resultado, la leyenda cuenta que el santo llora cada 10 de agosto y que las estrellas son las lágrimas doradas que caen desde el cielo.
Como veis, ambas historias son igual de curiosas y envuelven este fenómeno de un halo de misterio y belleza magnífico , aunque también es cierto que ya es suficientemente bonito en sí como para necesitar una leyenda que lo embellezca más. ¿No creéis?