Veneno de tarántula, ¿el analgésico definitivo?
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Cuando escuchamos “veneno de tarántula“, lo más común es que tan solo oír la frase nos provoque un leve sudor frío, o en otras palabras, miedo. Sabemos que existen diversos venenos en el mundo animal, algunos de ellos incluso usados como medicina, pero las arañas, serpientes o incluso caracoles no suelen dar demasiado gusto con sus toxinas.
Pero, como ya sucede con el cannabis, es posible que al separar en partes el veneno de tarántula pueda usarse como medicina contra el dolor.
Veneno de tarántula contra el dolor
Así lo afirman los investigadores de la Universidad de Queensland en Brisbane (Australia), los cuales describirán sus hallazgos en la 60ª Reunión Anual de la Sociedad de Biofísica que se celebrará el próximo 27 de marzo de 2016 en Los Ángeles.
Concretamente hablarán de Protx-II, una toxina peptídica encontrada en el veneno de tarántula; concretamente la tarántula de terciopelo verde peruana o Thrixopelma pruriens. A pesar de tratarse de una toxina, los científicos afirman que su elevada potencia y selectividad por inhibir el receptor del dolor cerebral la podrían convertir en un analgésico excelente.
Según comenta Sonia Troeira Henriques, autora principal del estudio, esta toxina se uniría al receptor del dolor situado entre las membranas celulares de las neuronas, pero el sitio específico de unión entre este péptido y el receptor aún es desconocido. Como podemos ver en la imagen, la toxina (azul) se uniría a las membranas celulares neuronales e inhibiria el receptor del dolor NaV 1.7 (naranja).
Cómo se comporta la membrana celular neuronal frente al veneno de tarántula
Según refiere Henriques, ella y sus colegas se han centrado en estudiar a fondo la relación entre la estructura, la forma de unión de la toxina a la membrana, y la actividad que tendría Protx-II para bloquear el dolor.
“Nuestros hallazgos indican que la membrana celular de las neuronas desempeña un papel importante en la relación que existe entre la toxina Protx-II y el bloqueo del receptor del dolor. En particular, dichas membranas neuronales parecen atraen al péptido, aumentando su concentración cerca de los receptores del dolor, y el bloqueo se produciría al orientar de forma correcta la molécula sobre dicho receptor”
La diferencia entre este estudio y los anteriores, según comenta Henriques, no es tanto saber que las toxinas de veneno de tarántula pueden tener un importante papel contra el dolor crónico, sino el papel clave que desempeñaría la misma membrana de las neuronas y su relación con estas toxinas.
Actualmente los investigadores ya están diseñando nuevas toxinas que tengan una relación más intensa si cabe con esta membrana celular, además de menores efectos secundarios que puedan ser problemáticos.
Vía | EurekAlert!