El perrito de las praderas, un desconocido asesino
¿Sabías que los perritos de las praderas cazan ardillas? Pero, si son herbívoros, ¿por qué lo hacen? La razón os sorprenderá.
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Cuando éramos pequeños, la cadena alimentaria era uno de los primeros temas que estudiábamos en conocimiento del medio.
El herbívoro se come las plantas, el carnívoro al herbívoro y el omnívoro se pone las botas y arrasa con todo. Eso nos hacía pensar que, por lo tanto, los animales herbívoros jamás matarían otros animales, pero lo cierto es que la alimentación no es el único motivo que puede llevarlos a matar.
Este es el caso del perrito de las praderas, un inocente animalillo que, a pesar de su apariencia inofensiva, es un verdadero asesino en serie. Pero no os preocupéis, de momento sólo le ha dado por las ardillas.
¿Qué sabíamos hasta ahora del perrito de las praderas?
Los perritos de las praderas son animales de la familia de los esciúridos; emparentados, por lo tanto, con las marmotas.
Se trata de animales toscos, de patas cortas y el cuerpo cubierto de pelo marrón grisáceo, más oscuro hacia la parte de arriba; así que, como podéis ver, nada tiene que ver con los perros, con los que comparten nombre a causa de su grito de alarma, muy similar a los ladridos de los perros.
Al ser diurnos, pasan la noche en sus madrigueras, de las que salen durante el día en busca de hierbas de las que alimentarse. Pero si comen plantas, no matan animales, ¿no? Para alimentarse no, pero la verdad es que se han buscado sus propias razones para hacerlo.
¿Por qué los perritos de las praderas cazan ardillas?
John Hoogland, un investigador de la Universidad de Maryland, llevaba décadas estudiando el comportamiento de las colonias de los perritos de las praderas, cuando un suceso muy curioso lo sorprendió. Se encontraba observando a una hembra adulta, todo parecía normal; pero, de repente, ésta saltó sobre una cría de ardilla, acabando con ella sin ningún tipo de compasión.
Sorprendido, comprobó después el cadáver del pobre animalito, que permanecía intacto, sin ningún mordisco. Su asesina no lo había matado para comérselo; pero, entonces, ¿por qué lo hizo?
Para poder contestar a esta pregunta, Hoogland y su equipo siguieron observando el comportamiento de otras hembras de colonias de perritos de las praderas de esa zona, llegando a presenciar hasta 101 ataques similares. Aunque no parecía haber ningún tipo de patrón en las víctimas o sus verdugas (factores como edad o tamaño eran muy dispares), sí que había algo que todas ellas tenían en común: la alimentación.
Ciertamente, los perritos de las praderas y las ardillas se alimentan de las mismas plantas; por lo que, según estos biólogos, la razón podía ser eliminar competencia, aumentando así la disponibilidad de alimentos. ¿Y quién mejor para conseguirlo que las hembras, capaces de cualquier cosa por la buena alimentación de sus hijos?
Cosas de madres…