Así era el sexo en realidad virtual con el que soñábamos en los 90
La realidad virtual y el porno tienen un gran futuro juntos, pero así era el sexo en realidad virtual que imaginábamos en 1993, ¿predicciones cumplidas?.
30 marzo, 2016 11:20Noticias relacionadas
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La realidad virtual ha llegado para quedarse y la industria del porno la acoge con los brazos abiertos, pero los 90 ya se imaginaba el futuro del sexo virtual.
Oculus, HTC Vive, Samsung Gear VR, PlayStation VR… el mercado de la realidad virtual y sus principales protagonistas comienzan a tomar posiciones. Las versiones finales ya están en el mercado y muchos más modelos se unirán en los próximos años y meses.
Alguno lo llaman revolución, quizá sea demasiado, pero sí representa una nueva forma de consumir contenido y meterse en él, experimentar sensaciones que nunca antes habían sido posibles. Ya no solo hablamos de juegos en realidad virtual, películas o entornos virtuales en los que se mezcla lo virtual con la realidad aumentada: el porno en realidad virtual puede cambiar la industria.
La industria del porno acoge la realidad virtual con los brazos abiertos
No ha habido que esperar demasiado para que sea una realidad. En los últimos meses se han liberado demos “subidas de tono” para los usuarios de cascos de realidad virtual y hace solo unos días PornHub, uno de los gigantes del porno online, estrenaba una sección dedicada a contenido VR para adultos en su web.
¿Triunfará? seguro, no hay nada más morboso que meterse en el papel y, aunque muchos no lo reconozcan, prácticamente todos los usuarios de soluciones de realidad virtual probarán la experiencia, ya sea con cascos de última generación o con versiones más modestas como los CardBoards de cartón.
Así se imaginaba el sexo virtual del futuro en 1993
Sin embargo, la idea del ciber sexo, del sexo en realidad virtual, no es para nada nueva. Ya en 1993, la revista en papel Future Sex elucubraba sobre qué nos depararía el sexo virtual en el futuro, cómo la tecnología, en forma de hardware y software, conseguiría llegar a superar las sensaciones del sexo real.
Manos y prótesis robóticas, artilugios y sensores colocados en las partes íntimas, cascos (literales) de realidad virtual con visores… todo un arsenal de cacharros para poder emular las sensaciones de las relaciones reales, pero desde cualquier parte del mundo, ya fuese jugando” con un simulador o experimentando en tus carnes los movimientos de otra persona a cientos de kilómetros.
Más curioso todavía es que en ese mismo número de la revista Future Sex (que, como vemos en Kotaku, se puede leer escaneada aquí, aunque ojo que es NSFW y hay contenido explícito) hacían una predicción a medio y largo plazo. Según describían, en 1995 habría hardware 3D, software adaptado y gadgets como guantes y demás artilugios para vivir la simulación. En el 2000 llegaría la tercera generación, con dispositivos comerciales con controles táctiles, respuestas realistas y el telesexo entre usuarios.
En 2010, la cuarta generación, con mayores requisitos de computación, sistemas de control y software mucho más pulidos, con gráficos hiper realistas. En 2020, la quinta generación. Ojo al nombre que esto es carne de teletienda: Orgasmatron, tecnología informática combinada con ciencia, cascos inteligentes capaces de comunicarse directamente con el cerebro, alcanzando simulaciones que igualarían las experiencias sexuales reales.
La predicción llega mucho más allá: en 2050, la sexta generación de la tecnología de sexo virtual sería considerada por muchos como un equivalente al sexo real y ya, tirando la caña al futuro en el año 2200, si no nos hemos cargado el planeta, todo lo anterior iría implantado en el propio cuerpo de los humanos, cuando el sexo virtual supere y mejore al sexo real.
Es difícil que alcancemos ese estado, pero no imposible. No hay más que mirar las imágenes de la revista de 1993 para darnos cuenta de que no es nada irreal: los usuarios, cargados de equipamiento y rodeados de cables, ¿habéis visto últimamente a alguien usando unas Oculus Rift? pues eso.