El porqué del olor de la lluvia
¿A qué huele la lluvia? Las culpables de su olor son las actinobacterias, unos microbios que, además, son grandes productores de antibióticos.
18 abril, 2016 11:15Noticias relacionadas
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¿Cuál es vuestro olor favorito?
Seguro que en la parte superior del ránking se encuentran el aroma del café recién hecho, el perfume de flores blancas como el azahar o el jazmín y el olor de la lluvia. ¿Pero a qué huele la lluvia?
Realmente el agua no huele, por lo que cuando hablamos de olor a lluvia nos referimos al perfume que desprenden el suelo y la hierba mojados. Esto se debe a las esporas liberadas por las Actinobacterias, unos microorganismos presentes en el suelo que, además de ser las creadoras de uno de nuestros olores favoritos, también son responsables de la producción de algunas sustancias de gran utilidad en el campo de la medicina. Por eso, se han ganado el honor de ser nuestro microorganismo de la semana.
¿Qué son las Actinobacterias?
Las Actinobacterias, también conocidas como actinomicetos, son un grupo de bacterias Gram positivas que, por lo general, suelen vivir en la tierra, donde juegan un papel muy importante en la descomposición de materias orgánicas como la quitina o la celulosa. De este modo, pueden renovar la reserva de nutrientes del suelo, formando el humus.
Este último es una capa formada por restos procedentes de la descomposición, que resulta muy importante debido a funciones como la regulación de la nutrición vegetal, la mejora del intercambio de iones y de la asimilación de abonos minerales, la producción de compuestos nitrogenados y gas carbónico y su influencia en el procesamiento del potasio y el fósforo del suelo.
Por otro lado, otras pocas Actinobacterias habitan en animales y plantas, en los que actúan como patógenos. La mayoría de ellas son aerobias, aunque algunas, como Actnomyces israelii pueden vivir en condiciones anaerobias.
Actinobacterias en la industria farmacológica
Como os decía al comienzo, algunas Actinobacterias, especialmente las pertenecientes al género Streptomyces, son capaces de producir sustancias muy aprovechables en farmacología.
De hecho, el descubrimiento de una de estas sustancias le valió en 1940 el Premio Nobel a Selman Waksman. Ocurrió después de que este investigador aislara del suelo las bacterias productoras de actinomicina, un grupo de antibióticos que resultaron de gran utilidad para la ciencia.
Para empezar, es muy frecuente su uso en laboratorios de biología celular, por su habilidad para inhibir la transcripción del material genético.
Además, también es muy útil en medicina; ya que, bajo el nombre comercial de Dactinomicina, fue uno de los primeros antibióticos que mostraron tener actividad anticancerosa.
¿A qué huele la lluvia?
Las Actinobacterias también son las responsables del olor característico de la lluvia. Esto se debe a que, en contacto con la humedad, estos microorganismos liberan unas pequeñas esporas que, al ser golpeadas por las gotas de agua, son liberadas al aire, produciendo una sustancia llamada geosmina, cuyo olor es el maravilloso aroma que nos encanta sentir cuando salimos a la calle después de un día lluvioso.
¿Qué os parecen las propiedades de nuestro microbio de hoy? Es útil tanto salvando vidas como dando lugar al olor de la lluvia. Unas bacterias todoterreno, nunca mejor dicho.