¿Por qué algunas personas aprenden idiomas más rápido que otras?
Un grupo de investigadores ha descubierto cómo puede predecir la actividad cerebral la facilidad de una persona para el aprendizaje de idiomas nuevos.
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Aprender un nuevo idioma no siempre es igual de fácil.
Hay personas que tienen una facilidad apabullante para los idiomas y, por lo tanto, los aprenden en muy poco tiempo y sin apenas esfuerzo. Muchas de esas personas destacan enormemente en otras áreas como las matemáticas, la ciencia o cualquier otra disciplina, por lo que no parece estar relacionado con la inteligencia en general.
En busca de la razón fisiológica por la que esto ocurre, un equipo de investigadores de la Universidad de Washington ha llevado a cabo un estudio en el que pone de manifiesto que, como siempre, la culpa de casi todo lo que nos pasa la tiene nuestro cerebro.
¿En qué consistió el estudio que revelaba las bases cerebrales del aprendizaje de idiomas?
Para la realización del estudio, se contó con un grupo de diecinueve adultos, con edades comprendidas entre los 18 y los 31 años, de los cuáles ninguno disponía de conocimientos previos de francés.
El primer paso del experimento fue hacer que se sentaran durante cinco minutos con los ojos cerrados y colocarles mientras tanto un auricular que mide los patrones naturales de la actividad cerebral. Así, podían analizar el estado del cerebro en reposo y comprobar si los resultados que anotaron tendrían alguna relación en el aprendizaje posterior del idioma.
Este aprendizaje se llevó a cabo durante ocho semanas, durante las cuáles cada participante acudió dos veces por semana a clases de francés de treinta minutos, impartidas por un programa de ordenador, cuyo funcionamiento podéis ver en este vídeo.
Lógicamente, para comprobar que prestaban atención y no iban a la clase por ir, se les hacían pruebas regulares, sin los buenos resultados de las cuáles no podían seguir con el aprendizaje.
¿Cuáles fueron los resultados del estudio sobre el aprendizaje de idiomas?
Al final de las ocho semanas se comprobó que todos habían aprendido el idioma igual de bien, pero a velocidades muy distintas y que, curiosamente, esta rapidez se correspondía con los resultados obtenidos al analizar los patrones de actividad cerebral en estado de reposo.
Por lo tanto, la actividad de las áreas cerebrales asociadas al lenguaje estaba fuertemente vinculada a la velocidad de aprendizaje del francés en todos los voluntarios.
¿Significa esto que si nuestra actividad cerebral en reposo predice un ritmo de aprendizaje lento no deberíamos intentarlo?
Según los científicos responsables del estudio, la respuesta a esta pregunta es un rotundo NO. Esto se debe principalmente a que, por un lado, los resultados indicaban que el 60% de la variabilidad en el aprendizaje de un nuevo idioma se relaciona con los patrones cerebrales, mientras que el otro 40% se correspondía con otras características fácilmente entrenables, como la motivación.
Además, actualmente se está estudiando cómo se puede modular la actividad cerebral en reposo a través de un proceso denominado neurofeedback, consistente en el entrenamiento de los individuos para que puedan reforzar los patrones cerebrales implicados en un comportamiento concreto.
Estos descubrimientos, por lo tanto, resultan de gran utilidad para ayudar a comprender mejor cómo funciona el proceso cerebral del lenguaje en general y el aprendizaje de idiomas en particular y, también, para diseñar métodos basados en el neurofeedback que ayuden a aprender idiomas a aquellas personas que naturalmente tienen más dificultad.
Y es que, al fin y al cabo, con esfuerzo se puede conseguir casi cualquier cosa. Incluso dominar a nuestro cerebro.