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Tecnología

El caso Tuskegee, el experimento que sentó las bases de la bioética

Os hablamos del experimento Tuskegee, que se convirtió en uno de los primeros pasos hacia la legislación de los ensayos clínicos con humanos.

9 junio, 2016 20:31

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Durante siglos se ha escrito mucho sobre bioética, pero fue necesario que se cometieran varias atrocidades para que terminara por convertirse en algo regulado por ley.

Un ejemplo muy famoso es el de los crímenes contra la humanidad juzgados durante los juicios de Nuremberg, pero otro igualmente inhumano y mucho menos conocido es el del experimento Tuskegee.

En este caso, se “usó” a un grupo de aparceros afroamericanos como conejillos de Indias para estudiar cómo evoluciona la sífilis sin ser tratada. Lógicamente, las consecuencias del estudio para estos voluntarios forzosos fueron muy graves, por lo que después de conocerse la locura que se estaba cometiendo se dieron algunos pasos muy importantes de cara a la regulación de los ensayos clínicos con humanos.

¿En qué consistió el experimento Tuskegee?

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El experimento Tuskegee fue un ensayo clínico llevado a cabo entre 1.932 y 1.972 en la ciudad de Tuskegee, en Alabama.

En los años 30, las formas conocidas de tratar la sífilis eran muy dolorosas y conllevaban una gran cantidad de efectos secundarios, por lo que muchos científicos comenzaron a investigar la búsqueda de nuevas alternativas.

El primer paso era comprobar si realmente valía la pena el tratamiento vigente, por lo que era necesario comprobar cómo avanzaba la enfermedad si no se usaba.

Lógicamente, nadie estaba dispuesto a dejar que su enfermedad siguiese adelante sin tratarla, por lo que fue necesario recurrir a un grupo de 600 aparceros afroamericanos. La mayoría de ellos eran analfabetos, por lo que no fue complicado engañarles, diciéndoles que iban a formar parte de un tratamiento experimental gratuito que podría acabar con los síntomas de la sífilis. Además, se les prometió pagarles la comida, el desplazamiento al hospital y el entierro, en caso de necesitarlo.

De los 6oo participantes del estudio, 399 tenían la enfermedad; mientras que los demás, que se encontraban sanos en ese momento, sirvieron como grupo control.

Unos años después del comienzo del ensayo, en 1.947, el descubrimiento de la penicilina desplazó los tratamientos de la sífilis usados hasta el momento, por lo que el experimento que se encontraba en marcha podría haberse detenido con su administración. Sin embargo,  los científicos responsables decidieron seguir adelante, de modo que en un principio ocultaron la información a los enfermos y, más tarde, les aconsejaron no tomarla, porque podría perjudicar el correcto funcionamiento de los fármacos que estaban tomando.

¿Cuáles fueron las consecuencias del experimento Tuskegee?

juicio

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El experimento terminó en 1.972, después de que el caso se filtrara a la prensa, despertando un revuelo que dio lugar a su finalización. Para ese momento, de los 399 enfermos que comenzaron el estudio 28 habían muerto a causa de la sífilis y otros 100 lo habían hecho por complicaciones médicas relacionadas con los procedimientos realizados por los investigadores.

Además, al tratarse de una enfermedad de transmisión sexual, las esposas de 40 de los sujetos se habían contagiado y muchas de ellas habían parido un total de 19 niños enfermos.

Esto llevó a que se planteara la necesidad de regular los ensayos clínicos con humanos, por lo que se creó el Consejo Nacional de Investigaciones con Humanos y se redactó el Informe Belmont, en el que se hace hincapié en la necesidad del cumplimiento de los principios de autonomía, beneficiencia y justicia, contra los que se había atentado a través del experimento.

A éstos se unió la formación de otros organismos competentes especializados y se llevó a que desde entonces nadie pueda formar parte de un ensayo clínico sin dar previamente un consentimiento informado en el que se le haga saber todo sobre el proceso que seguirá y los posibles riesgos asociados, pudiendo dejarlo en el momento que lo desee.

Gracias a ello, nunca más nadie podrá escudarse en el nombre de la ciencia para cometer esas atrocidades que a veces nos llevan a avergonzarnos de pertenecer a la especie humana.