Descubren por qué los tratamientos de tumores cerebrales se estarían haciendo mal
Según un grupo de investigadores, si en vez de restringir la glucosa se restringieran las grasas se podrían tratar los tumores cerebrales con más eficiencia
5 julio, 2016 09:06Noticias relacionadas
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Una de las formas más efectivas de detener el crecimiento de los tumores es “matando a sus células de hambre”.
Es una forma bastante resumida de decirlo, pero lo cierto es que si se reduce la cantidad de nutrientes necesario para el crecimiento de las células tumorales se impedirá la evolución del tumor, de modo que se dispondrá de más tiempo para su eliminación sin que se expanda hasta otras zonas del organismo.
Se conoce que la mayoría de tumores se “alimentan” de glucosa, por lo que todos los tratamientos se basan en la restricción de esta sustancia, sea cual sea el cáncer que se está tratando. Sin embargo, según un estudio reciente llevado a cabo por científicos de la Universidad de Newcastle, parece ser que algunos tumores cerebrales utilizan grasas para su crecimiento, por lo que podría ser que se estuviesen tratando mal hasta ahora.
¿Qué son los gliomas?
Los tumores discordantes de este estudio son los gliomas, un tipo de tumor cerebral en el que se encuentran afectadas las células gliales, cuya función es dar soporte a las neuronas e intervenir en el proceso cerebral de la información procedente de todo el organismo.
Suponen el 90% de las células cerebrales y, según cuáles sean las afectadas, pueden dar lugar a tres tipos de tumores: astrocitoma, glioblastoma y oligodendroglioma.
Todos ellos son cánceres muy agresivos, con una letalidad muy elevada, por lo que estos investigadores se embarcaron en la búsqueda de un tratamiento alternativo a los conocidos hasta ahora.
¿De qué se alimentan los tumores cerebrales?
Las respuesta al dilema llegó cuando comprobaron qué ocurría si se inhibía la capacidad de las células tumorales para utilizar las reservas de grasa como combustible.
Para ello se valieron tanto de muestras humanas que se habían extirpado de pacientes con glioma como de modelos experimentales de ratón. A continuación, se realizó un tratamiento basado en un compuesto, llamado etomoxir, cuya función es inhibir la oxidación de los ácidos grasos y, en contra de todo pronóstico, pudieron ver cómo cesaba la evolución del tumor, aumentando su supervivencia de los ratones en un 17%.
¿Por qué hasta ahora se creía que los tumores cerebrales se alimentaban de glucosa?
Como os decía al comienzo, la mayoría de tumores utilizan para su crecimiento glucosa, un azúcar que, además, también es usado por las células sanas de nuestro organismo. Esto es algo más que contrastado; ya que, de hecho, se utiliza para diagnosticar tumores a través de una técnica conocida como tomografía de emisión de positrones (PET por sus siglas en inglés), cuya función es detectar zonas del cuerpo en las que se está llevando a cabo un gasto extra de glucosa.
Sabiendo esto lo más simple es pensar que los tumores cerebrales no tienen por qué comportarse de un modo distinto a los demás. Además, también ha contribuido a esta creencia el hecho de que las muestras usadas en investigación se cultivan en un medio carente de grasa, por lo que al no tener acceso a ella tienen que cambiar su forma habitual de comportarse, pasando a metabolizar la glucosa con el fin de no morirse de hambre.
A pesar de la relevancia que podría tener este hallazgo, sus responsables son cautos y no quieren lanzar las campanas al vuelo hasta reproducir en humanos los experimentos realizados con ratones. Eso sí, si en ese caso se mantuvieran los resultados, podrían estar ante un descubrimiento capaz de salvar muchísimas vidas en un futuro. Esperemos que sea así.
Imagen: Fz-Jülich