¿Por dónde sudamos?
Todos sabemos por dónde sudamos, pero las causas por las que la sudoración de esas zonas concretas es mayor es algo mucho menos conocido.
11 julio, 2016 17:01Noticias relacionadas
- India lanza la misión que le puede convertir en el cuarto país en llegar a la Luna
- Tu nuevo fondo de pantalla ha sido posible gracias a una vela solar
- Duro como una piedra o blando como la gelatina: este material dinámico cambia con la iluminación
- Esta lengua electrónica puede "probar" y analizar líquidos en solo un minuto
Ahora que en el hemisferio norte llega el calor, el sudor es una de las grandes preocupaciones que, a pesar de no ser graves, suelen resultar bastante molestas.
En otras ocasiones ya os hemos contado por qué se produce y a qué se debe que unas personas suden más que otras, pero no nos hemos detenido en las causas por las que no todo el cuerpo suda por igual.
La respuesta corta a bote pronto puede parecer sencilla, pero en realidad tenemos glándulas sudoríparas por todo el cuerpo, por lo que en principio lo lógico sería sudar por igual por todas partes. Por eso, hoy os vamos a hablar un poco de las glándulas sudoríparas, deteniéndonos en las causas por las que no todas se comportan igual y teniendo en cuenta las posibles soluciones para este pequeño problemilla.
Las glándulas sudoríparas que explican por dónde sudamos
Si recordáis lo que os hemos contado en otros artículos, el sudor es una técnica natural del organismo para refrigerar el cuerpo en respuesta a una subida brusca de temperatura o a otras situaciones como el estrés o la excitación sexual.
Las encargadas de la secreción de esta sustancia refrigeradora son las glándulas sudoríparas, que se encuentran extendidas por la hipodermis de todo el cuerpo, aunque no liberan la misma cantidad en todas las partes. Para comprenderlo, en primer lugar debemos tener en cuenta que hay dos grupos principales de estas glándulas, que pueden ser ecrinas o apocrinas.
Las primeras son las más importantes en el proceso de termorregulación que os mencionábamos. Liberan su contenido directamente al exterior de la piel y, aunque se encuentran por todo el cuerpo, la mayor concentración de ellas está en las palmas de las manos, las plantas de los pies y la parte frontal de la cara; zonas que, como sabéis, sudan con mucha facilidad.
En cuanto a las segundas, se consideran menos importantes, pues su función únicamente reside en al liberación de feromonas, algo que lógicamente tiene su importancia, pero no resulta tan vital como la regulación de la temperatura corporal.
El mayor inconveniente de estas glándulas es que no salen directamente al exterior, sino que desembocan en los folículos de sebáceos, por lo que secretan ahí el sudor, que saldrá hacia la piel mezclado con la grasa, dando lugar al aspecto amarillento y el olor desagradable del sudor de ciertas zonas corporales, como las axilas o los órganos sexuales, en los que se concentra una gran cantidad de estas glándulas.
Un claro ejemplo de la diferencia entre el sudor de cada zona se puede observar en los bebés, que no utilizan estas últimas, de modo que su sudor no huele tan mal como el nuestro.
El problema social de la sudoración
En ocasiones, este sudor graso liberado se descompone, mezclándose con la descamación de la piel, producida a causa de bacterias y hongos, por lo que se produce un olor más desagradable de lo normal, que puede suponer un gran problema para quiénes lo padecen, debido al impacto social negativo que ello supone, pues se asocia con suciedad aunque la higiene sea totalmente correcta.
Este problema, conocido como bromhidrosis, se puede prevenir rasurando el vello axilar, tanto en hombres como en mujeres, y también evitando tomar alimentos como el ajo, la cebolla o el café, que podrían producir mal olor al ser excretados en el sudor.
También pueden dar buen resultado los antibióticos; aunque, como sabéis, éstos deben usarse con precaución y siempre bajo prescripción médica.
Por otro lado, puede que el sudor no huela mal, pero que se secrete en una gran cantidad, dando lugar también a problemas similares, pues los pacientes tendrían miedo a realizar actos tan cotidianos como saludar con un apretón de manos.
Esto se llama hiperhidrosis, y puede ser tratada por un especialista mediante el bloqueo de las glándulas sudoríparas a través de toxina botulínica A o corrientes eléctricas o con la ayuda de tratamientos basados en la aplicación de cloruro de amonio o la toma de tabletas de glicopirrolato, oxibutinina o clonidina.
Sea como sea, debemos entender que a menudo todo esto no es un problema de falta de higiene, por lo que también podemos contribuir a su normalización dejando de criticar a quiénes lo padecen. Ya sabéis. Vivid y dejad vivir a los demás.