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Tecnología

Agnes Pockels, el ama de casa que publicó en Nature

Hoy, en la sección de mujeres científicas, os hablamos de Agnes Pockels, un ama de casa que destacó en la física con la única ayuda del agua de fregar.

23 agosto, 2016 12:00

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Hoy, en la sección de mujeres científicas, os vamos a hablar de Agnes Pockels.

Su caso es especialmente interesante; pues, si bien es cierto que ya os hemos hablado en otras ocasiones de personas que llegaron a destacar en la ciencia a pesar de no tener formación para ello, hay que reconocer que la mayoría de ellos pudieron entrar en contacto con laboratorios y empresas científicas, mientras que Agnes se valió de poco más material que el agua de fregar los platos.

Desarrolló trabajos muy relevantes en el campo de la físico-química de las monocapas, llegando incluso a desarrollar su propio método casero para medir la tensión superficial. Esto le valió llegar a publicar en revistas científicas tan relevantes como Nature; pero, aún así, a día de hoy no es una científica muy conocida, por lo que hemos decidido dedicarle un lugar en esta sección, para que todos podáis conocer su valioso trabajo como investigadora.

Primeros años de Agnes Pockels

venecia

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Agnes Pockels nació en Venecia (perteneciente entonces a Austria), el 14 de febrero de 1862, en el seno de una familia encabezada por un oficial del ejército austriaco. 

Cuando contaba con la edad de nueve años, su padre cayó enfermo de malaria, por lo que toda la familia se mudó a la ciudad de Brunswick, dónde la pequeña quiso compaginar su trabajo en casa con la asistencia a un instituto para niñas, en el que se convirtió en una verdadera enamorada de las ciencias.

Una vez finalizados sus estudios allí, le hubiese gustado matricularse en la universidad, pero por ese entonces esos estudios no les estaban permitidos a las mujeres en Alemania y cuando más tarde sí lo estuvieron tampoco recibió el permiso de sus padres, por lo que tuvo que conformarse con leer los apuntes de su hermano Friedrich, que sí que pudo comenzar una carrera de física.

Desgraciadamente, su hermano decidió dedicarse a la parte más teórica de la ciencia, por lo que no pudo ayudarla a encontrar un lugar en el que experimentar, pero ella no se rindió y decidió utilizar el único laboratorio y los únicos reactivos de los que disponía: la cocina y el agua de fregar los platos.

De forma casera, con una vieja sartén de hojalata, elaboró un dispositivo que le permitía medir la tensión superficial de las monocopas formadas entre sustancias hidrofóbicas, como las grasas, y anfipáticas, como el jabón, o lo que es lo mismo, el efecto de la suciedad de los platos y el jabón sobre el agua.

Contribuciones a la ciencia de Agnes Pockels

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Los resultados hallados con este dispositivo de su invención eran demasiado valiosos para permanecer guardados en un cajón, por lo que su hermano la animó a escribir una carta al científico más influyente de la época en ese campo, el barón de Rayleigh, llegando su carta a publicarse en Nature.

Esto la llevó a publicar nuevos artículos, tanto en Nature como en otras revistas de menor impacto, e incluso le valió una invitación para usar un laboratorio en la Universidad de Gottinga, pero sus tareas como ama de casa no le dejaban tiempo para ello, por lo que tuvo que declinar el ofrecimiento.

Aún así, siguió dedicando su tiempo libre a la ciencia prácticamente hasta el día de su muerte, poco antes de la cual obtuvo el reconocimiento de su trabajo con un Doctorado honoris causa de la Universidad Politécnica de Brunswick.

Agnes Pockels es un claro ejemplo de ese dicho que dice “si la vida te da limones, haz limonada“. Si la vida te da agua de fregar…