Las revelaciones de la momia de Ötzi, el hombre de las nieves de hace 5.000 años
Seguro que todos habéis escuchado hablar alguna vez de Ötzi, la más famosa de las momias, pero aún así puede que alguno de estos datos os sorprenda.
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¡Rápido! ¡Pensad en la imagen de una momia!
Seguramente muchos de vosotros habréis visualizado a una persona con todo su cuerpo cubierto de vendas, saliendo apresuradamente del interior de un sarcófago.
Sin embargo, aunque es cierto que los rituales con los que los egipcios trataban a sus muertos tenían el fin de momificarlos, conservando sus cadáveres desecados, a veces es la propia naturaleza la que hace el trabajo sucio, como ocurrió en el caso de Ötzi, la momia más famosa de la historia. Y es que, desde que se descubrió en 1.991, es raro el periodo corto de tiempo en el que no tenemos nuevas e interesantes noticias sobre ella. O bueno, más bien sobre él, pues se trata del cuerpo momificado de un hombre, que vivió en las Toscana italiana hace más de 5.000 años.
¿Quién fue Ötzi?
Corría el año 1991 cuando un matrimonio de alpinistas de Núremberg, que se encontraba practicando su deporte favorito en un valle situado en la frontera entre Italia y Austria, encontró enterrado en la nieve un curioso cuerpo.
En un principio, su estado de conservación llevó a creer que era un cadáver reciente, pero los primeros análisis científicos pusieron de manifiesto que en realidad se trataba de un cuerpo de miles de años de antigüedad, que se había conservado momificado a causa de las bajas temperaturas.
Y así fue como comenzó la leyenda de Ötzi, también conocido como “el hombre de hielo” (no, Raikkonen no fue el primero), una momia que desde sus inicios atrajo la atención de científicos e historiadores de todas las partes del mundo, debido a toda la información que tiene para contarnos, tanto del estilo de vida de su época, como de las enfermedades o los procesos que llevan a un cuerpo a mantenerse en el estado que éste lo ha hecho.
Ah, pero aún no os lo he presentado, ¿verdad? ¡Qué poca cortesía! Ötzi fue un hombre de cuarenta y seis años de edad, con 159 centímetros de altura, cincuenta kilogramos de peso y una salud bastante acorde con la falta de medios de su época, pues tenía problemas cardiovasculares como la artritis, caries, parásitos intestinales y la enfermedad de Lyme, normalmente transmitida por las garrapatas.
Además, gracias a la conservación de su material genético también podemos saber que tenía los ojos marrones, grupo sanguíneo 0+ e intolerancia a la lactosa.
Los turbulentos últimos momentos de la vida de Ötzi
El estudio del cuerpo de Ötzi en su momento reveló que su vida no debió ser un camino de rosas, y que tuvo que luchar bastante para sobrevivir.
Se sabe que murió de un golpe en la cabeza, posiblemente realizado por un atacante inesperado, aunque ésa no fue su única herida, pues cuando lo encontraron tenía alojado en su pulmón un cuerpo extraño que parecía ser la punta de una flecha. Pero ojo, que él también se defendía, pues tanto su capa como su cuchillo contenían restos de sangre de otra persona.
Además, también tenía varios cortes por el cuerpo, y sin duda no debieron ser los primeros que se hacía, pues sabía muy bien cómo curarlos al estilo de la época, con cataplasmas de musgo cuyos restos también se conservaron durante la momificación.
De todos modos, parece ser que Ötzi no era un hombre de guerra, o que al menos en ese momento no estaba predispuesto para la batalla, pues los análisis forenses realizados a su cuerpo indican que se encontraba descansando tranquilamente después de una buena comida en el momento en el que sus atacantes se le echaron encima. ¡Pobre Ötzi!
Los curiosos tatuajes del cuerpo de Ötzi
Uno de los datos más interesantes y curiosos del cuerpo de Ötzi es el gran número de tatuajes que cubren su piel, aunque parece ser que en su día el fin de este tipo de dibujos no era tan decorativo como en la actualidad, pues se encontraban en zonas estratégicas, afectadas por la artritis, de modo que se piensa que podrían formar parte de una técnica curativa, similar a la acupuntura.
El dolor de estómago que arrojó nuevos datos sobre la evolución humana
Otro dato interesante arrojado por la investigación de la momia Ötzi fue publicado en un estudio de este año de la revista Science, en el que se hablaba de la presencia de grandes niveles en su estómago de Helicobacter pylori, una bacteria conocida por ser responsable de úlceras estomacales y gastritis.
Esto pone de manifiesto que Ötzi debió padecer un terrible dolor de estómago en el momento de su muerte, aunque a la vista está que ése era el menor de sus problemas.
Ötzi debió padecer un terrible dolor de estómago en el momento de su muerte
Pero eso no es todo, pues el estudio de estas bacterias, en comparación con las cepas actuales, puede ayudarnos a saber más sobre los antiguos movimientos migratorios, ya que las bacterias eran diferentes en cada continente.
Los descendientes vivos de Ötzi
El boom causado por el descubrimiento llevó a que poco después miles de austriacos se ofrecieran voluntarios para someterse a un análisis genético que comprobara si tenían algún tipo de parentesco con el hombre de hielo.
Ötzi tenía una rara mutación genética que podía servir de guía para la búsqueda de descendientes, por lo que no fue difícil llevar a cabo el estudio, que finalmente puso de manifiesto que al menos diecinueve de los participantes parecían estar emparentados con él.
Se cree que podría haber muchos más, tanto en Austria como en Italia, pero eso no es todo, pues en su momento también se dieron un gran número de casos de mujeres que se ofrecieron a donar sus óvulos para participar en la clonación del hombre. Lógicamente eso es otro cantar, difícil de conseguir y con unas implicaciones éticas brutales, por lo que si queréis ser las madres de un hombre de hielo tendréis que esperar. O buscaros una pareja esquimal.
La voz de Ötzi, el último gran descubrimiento en torno a la momia
Estamos hartos de ver reproducciones de cómo se supone que era el cuerpo en vida de Ötzi, pero hasta ahora no teníamos ni idea acerca del sonido de su voz.
Sin embargo, un equipo de investigadores del Hospital General de Bolzano han terminado con esta incertidumbre, pues gracias al análisis por tomografía computerizada de las cuerdas vocales, la garganta y la boca de la momia han conseguido reproducir digitalmente cómo sería aproximadamente su voz.
El resultado, que según estos científicos no es exacto por pérdidas de información en el proceso de momificación, no dista mucho de la voz de cualquiera de nosotros después de un largo día de fiesta, pero para que os hagáis una idea más exacta os dejamos a continuación una magnífica interpretación suya de las cinco vocales del abecedario.
¿Creéis que si a Ötzi le hubiesen contado antes de morir las grandes revelaciones que le iba a hacer a la ciencia se lo hubiese creído? Yo creo que estaba demasiado ocupado soportando un dolor de estómago y defendiéndose de sus adversarios, ¡como para creerse algo así!