Si sois de los que, más allá de la divulgación, disfrutan leyendo la publicación científica original de las noticias que os solemos contar, habréis comprobado la gran cantidad de nombres que suelen figurar como autores en la parte superior.
Está claro que un artículo de investigación rara vez puede ser llevado a cabo únicamente por una persona, pero también es cierto que, en algunas ocasiones, parecen demasiados los nombres que figuran en la lista.
Por eso, hoy vamos a hacer un análisis sobre los criterios que deben seguirse para que el nombre de un científico figure como autor, tratando de contestar también a una pregunta que inevitablemente surge al hablar sobre este tema: ¿son realmente justos la selección de autores y el orden de relevancia?
¿Quiénes son los autores de las publicaciones científicas?
Las normas por las que una persona debe considerarse o no como autor de un artículo científico son bastante difusas, aunque, en general, establecen la coautoría en aquellas personas que, a parte del claro responsable del trabajo, también han contribuido de forma significativa al estudio al intervenir en su concepto, diseño, ejecución o interpretación.
Según estudios del CSIC, son muchos los manuales que tratan de dejar claras las pautas para esta selección, aunque pocos lo hacen con exactitud. Un ejemplo que sí recoge los criterios a seguir de una forma más clara es el del Council of Science Editor y la Association of Learned and Profesional Society Publishers, ya que ambos hacen hincapié en que la recogida de datos no es suficiente para formar parte del listado de autores; pues, para ello, habrá que participar de forma sustancial en los cuatro puntos antes mencionados.
la recogida de datos no es suficiente para formar parte del listado de autores
Ahora bien, hasta aquí parece todo claro, ¿pero realmente se siguen a rajatabla estas pautas?
El dilema del orden de autores de las publicaciones científicas
En un artículo publicado en la sección de opinión de El Diario en 2014, una serie de investigadores hacía una revisión en torno a la correcta distribución del orden de autores de las publicaciones científicas.
En él, se hace mención concreta a un estudiante potsdoctoral que se quejó por figurar como segundo autor de un trabajo cuyo peso principal había llevado a cabo él.
Esto es algo habitual, especialmente en los casos en los que se sitúa como primer autor al catedrático del grupo de investigación; pues, supuestamente, ha sido el principal responsable del trabajo por haber dirigido el proyecto y haberle buscado financiación; aunque realmente haya tenido poco o nada que ver en los pasos del proceso.
Un caso aún más extremo es el que se comenta en un artículo de The Economist, en el que se habla de casos en los que, a modo de homenaje, se coloca como autor al director del centro de investigación en el que se lleva a cabo el estudio.
Todo esto, junto al hecho de que en ocasiones se acuerdan colaboraciones entre investigadores simplemente por el hecho de contar con más publicaciones en su curriculum, hace que el tema de la autoría sea algo complicado; que, a pesar de estar establecido, se puede burlar en más de una ocasión.
Algunas curiosidades sobre la selección de autores de las publicaciones científicas
El mismo artículo de The Economist cita también algunas curiosidades acerca de lo lejos que se puede llegar en el nombramiento de los autores de las publicaciones científicas.
Y es que, por ejemplo, si uno le tiene especial cariño a su mascota y considera que le dio un gran apoyo a la hora de llevar a cabo su trabajo, puede nombrarlo coautor. Al menos eso es lo que hizo el Premio Nobel de Física Sir Andre Geim, que en 2010 publicó el resultado de sus investigaciones junto a H.A.M.S. ter Tisha, en honor al pequeño hamster que siempre le acompañó, tanto en los momentos buenos como en los malos. Licencias que le perdonaremos por gracioso y por premio Nobel.
Otro caso interesante es el de un artículo sobre Drosophila que en 2015 batió récords al firmar con 1.014 autores, la mayoría de ellos estudiantes voluntarios que habían participado en tareas de codificación.
Como veis, el tema de los autores de las publicaciones científicas es bastante controvertido y da muchísimo de sí. Al fin y al cabo, lo que a nosotros nos llega es la noticia en sí, pero hay mucho trabajo detrás y lo correcto es que los méritos queden reflejados justamente. Ojalá que pudiera ser así siempre.
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