Un nuevo estudio revela cómo la manera de caminar está cambiando por culpa de la tecnología.

Personalmente, no soy de los que idealizan el pasado; cuando sale una noticia sobre que estamos andando raro porque miramos demasiado el móvil, es fácil decir “en mis tiempos eso no pasaba” como un abuelo cebolleta cualquiera.

Pero en este caso, es la verdad; la tecnología está cambiando nuestros hábitos, y no siempre a mejor. Es cierto que estar conectados a Internet constantemente gracias al móvil tiene sus ventajas, pero si no tenemos en cuenta las desventajas podemos lamentarnos luego.

Andar por la calle mientras miras el móvil es algo cada vez más común

Por ejemplo, seguro que todos los días ves a gente andando por la calle mientras mira el móvil; ya sea enviando un mensaje, o comprobando las notificaciones, o incluso viendo un vídeo que le han enviado. Incluso es muy posible que tú seas una de esas personas; al fin y al cabo, todos lo hemos hecho alguna vez.

Eso conlleva sus riesgos, incluso aunque nos parezca que somos capaces de estar pendientes de nuestro entorno al mismo tiempo; algo que un estudio de la Universidad Anglia Ruskin en el Reino Unido ha confirmado.

movil

En efecto, el ser humano es perfectamente capaz de andar y mirar el móvil al mismo tiempo; los investigadores descubrieron que, aunque estamos menos tiempo mirando el suelo, somos capaces de adaptarnos de tal manera que podemos esquivar la mayoría de los obstáculos.

Los únicos momentos en los que todo se va a pique es cuando un objeto aparece de manera repentina; como por ejemplo un coche u otros transeúntes. No solo eso, sino que la manera en la que andamos es… rara.

La manera de caminar está cambiando por los móviles

El experimento fue sencillo; se les pidió a unos voluntarios que andasen, tanto de manera normal como consultando el móvil; llevaban varios sensores de movimiento en todo el cuerpo, además de un aparato que seguía el movimiento de los ojos.

smartphone

Los resultados demostraron que, mientras estamos con el móvil, miramos el suelo un 61% menos; lo interesante es que adaptamos los movimientos de nuestro cuerpo en respuesta a esa cantidad reducida de información.

Por ejemplo, levantamos el pie más alto de lo normal, y lo hacemos de manera más lenta; de esta manera es más probable que esquivemos obstáculos que no vemos.

El resultado es un estilo cauteloso y exagerado al caminar; algo que no solemos hacer y que, visto desde fuera, parece algo raro.

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