Los accidentes con drones suponen un problema serio para los aviones, incluso más que las aves
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Hace apenas unos años era muy improbable ver un drone por la calle. Ahora, están por todas partes. Es un regalo muy común y muy solicitado. Por ello, mucha gente tiene uno. Incluso pueden llegar a ser peligrosos, pues se puede perder el control y que haga daño a alguien (o a algo). No son un simple juguete, sino que presentan un riesgo de accidente real.
Se han dado casos donde un drone ha sido capaz de poner en peligro un vuelo comercial de un Boeing 777, un avión de pasajeros con capacidad para más de 500 pasajeros. Ocurrió en marzo de 2016 cerca del aeropuerto de Heathrow, Reino Unido. A 10 000 pies de altura, unos 3 kilómetros de altura (la ley local establece que un drone no puede volar más de 400 pies), un drone se acercó demasiado a un avión como para comprometer su seguridad.
No es la única vez que ha ocurrido. Sucedió lo mismo con un Airbus A320 a 10 000 pies de altura, también en Reino Unido, aunque este suceso fue algo más cercano, en noviembre de 2016. Y otra veces también ha ocurrido que un drone ha sido capaz de dañar el ala de un avión.
Incluso en una ocasión se dio el caso de que un helicóptero militar estadounidense tuvo que aterrizar debido a daños provocados por un drone. Ya no solo hablamos de la imprudencia de alguien, sino de que pueden ser usados para organizar un ataque terrorista.
Un accidente aéreo con un drone es muy peligroso
Ahora, un estudio de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos concluye que los drones son un problema incluso más serio que los pájaros, que eventualmente se accidentan con aviones en pleno vuelo, pudiendo provocar graves fallos en la mecánica de la nave.
Los drone están compuestos por partes rígidas, además de que pueden explotar. Las aves nunca podrían causar tanto daño
Cómo actuar ante un ave accidentado está definido por las aerolíneas, por lo que los tripulantes del avión saben cómo actuar en este caso. No obstante, no hay nada escrito sobre un choque contra un drone en pleno vuelo.
Los resultados del estudio se obtuvieron mediante la simulación de un accidente entre un drone y un avión no tripulado. En las pruebas realizadas durante 14 meses, se contemplaron varios escenarios, entre los cuales encontramos la posibilidad de incendio y explosión del drone.
Aún no se ha publicado el estudio completo, pero parece coincidir con el estudio realizado por el gobierno británico, realizado anteriormente y con motivo de legislar para que las situaciones antes mencionadas no se vuelvan a repetir. Esto podría provocar que los gobiernos (en concreto, el estadounidense) trabaje de de forma conjunta a los fabricantes para desarrollar un sistema de seguridad que no permita a los drones acercarse a aviones.