El futuro de la exploración espacial pasa inevitablemente por reducir los costes; y reutilizar componentes es la manera más obvia de conseguirlo.
La NASA no es extraña a esta filosofía; no en vano durante décadas usó transbordadores espaciales en sus misiones, que luego podía reutilizar. Sin embargo, la más reciente crisis económica mundial terminó con esta y otras ideas.
Ahora son las empresas privadas, como SpaceX, las que están expandiendo este concepto, con cohetes que pueden aterrizar una vez que sueltan la carga que tienen que llevar al espacio.
Un lanzamiento que adelanta el futuro de la exploración espacial
Hoy la NASA ha dado un paso muy importante, al reutilizar un cohete Falcon 9 para enviar una carga a la Estación Espacial Internacional (ISS). Es la primera vez que la agencia hace algo semejante, y por buenos motivos; normalmente las primeras etapas de un cohete terminan estrellándose contra el mar una vez que cumplen su tarea.
En este caso, SpaceX ya había usado el cohete anteriormente, en un lanzamiento; de hecho, si nos fijamos en las fotografías, notaremos que le falta pintura y la superficie se nota usada. La compañía ha declarado que no pintará ni modificará los cohetes que vaya a reaprovechar, a menos que sea para mejorar el rendimento; tiene sentido, ya que el propósito de todo esto es ahorrar dinero.
El cohete no era la única parte de “segunda mano”. La cápsula Dragon, que lleva 2177 kg de provisiones y material para experimentos a la ISS, también fue usada en otra misión; es la primera vez que la NASA reutiliza en un lanzamiento tanto el cohete como la nave, ya que cuando usaba transbordadores espaciales los cohetes tenían que ser nuevos.
Reutilizar un cohete es sólo el principio
El lanzamiento y la separación se produjeron sin problemas, y en estos momentos la cápsula ya viaja hacia la ISS; y para rizar el rizo, SpaceX consiguió aterrizar de nuevo el cohete. Por lo tanto, en teoría este cohete se podría usar una tercera ocasión; toda una demostración de cómo la compañía ha conseguido dominar el proceso.
El siguiente objetivo es reducir la cantidad de tiempo necesario para reaprovechar componentes. La idea es que un cohete esté listo para una nueva misión apenas 24 horas después de su lanzamiento; un cliente podría usar el mismo cohete para varios lanzamientos en días consecutivos, reduciendo los costes.