Las Bóvedas del Fin del Mundo son una serie de construcciones donde se almacenan y salvaguardan semillas de todas las especies de plantas (en la primera bóveda) y libros y documentos importantes (en la segunda bóveda). Ambas bóvedas están pensadas por si algún día llega un fin del mundo que destruya todo, para que haya un salvaguardo donde rescatar (además de proteger ante cualquier peligro) todas las especies de plantas del mundo, además de una biblioteca mundial donde yacerá todo el conocimiento humano también protegido ante cualquier desastre.
Y no hace falta que llegue el fin del mundo para que estas bóvedas sean útiles, sino que cualquier desastre local en algún punto de la Tierra provoque la destrucción de una especie de plantas, situación a la que se podrá recurrir a esta bóveda para recuperar la fauna local. De hecho, ya se usó tanto en 2015 como en 2017 para extraer muestras de trigo, cebada y hierbas de zonas secas para reemplazar las semillas de un banco de genes cerca de Alepo (Siria), devastada por la guerra.
La Bóveda del Fin de Mundo, reforzada
La Bóveda Global de Semillas de Svalbard es como el Arca de Noé de las semillas
Ahora, Noruega, quien organizó la construcción de la primera bóveda (la que contiene semillas) hace 10 años, invertirá 12,7 millones de dólares adicionales para mejorar la Bóveda Global de Semillas de Svalbard, que se construyó inicialmente en una antigua mina de carbón. Las reformas habilitarán un nuevo túnel de acceso con hormigón e instalar un edificio de servicios para albergar unidades de refrigeración y alimentación de emergencia, así como otros equipos eléctricos que emitan calor a través del túnel.
La inversión se hará efectiva tras el estudio encargado a la Dirección Noruega de Propiedad y Construcción Pública (Stasbygg en noruego) para «garantizarán que la Bóveda Global de Semillas de Svalbard pueda continuar ofreciendo a los bancos de genes del mundo un espacio de almacenamiento seguro en el futuro», que actualmente alberga más de 1 000 000 de semillas congeladas bajo esta despensa situada bajo tierra en una isla helada.
En otras palabras, se permitirá esta ampliación no solo mejorará la bóveda para seguir salvaguardando el millón de semillas actuales, sino que también permitirá ampliar el catálogo para seguir recibiendo las decenas de miles de semillas que los distintos gobiernos, compañías y fundaciones de los diferentes países a lo largo del mundo van enviando para que queden guardadas para siempre y ante cualquier catástrofe.
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