Si eres uno de los más de 14 millones de hipertensos que hay en España, esto puede interesarte: un equipo de investigadores del Georgia Institute of Technology ha inventado un sensor flexible que es capaz de medir cuánto sodio hay en las comidas que tomas. De hecho, el dispositivo es capaz de medir en tiempo real la ingesta de cada comida.
Este sensor puede ser la respuesta a las plegarias de quienes vigilan la cantidad de sal que toman. Eliminar el sodio de la dieta es prácticamente imposible; muchos alimentos precocinados o elaborados industrialmente lo llevan en grandes cantidades. Así al menos se puede llevar un control más exhaustivo de la sal que los pacientes toman.
Un implante colocado directamente en la boca
El profesor adjunto W. Hong Yeo, líder del equipo de investigación que ha creado el sensor, dice que sería posible pegarlo en un diente, en el cielo del paladar o en la lengua. En la primera fase de pruebas se ha adherido a una férula ligera, ya que querían “ofrecer una forma fácil de manipularlo y limpiarlo”.
Para el investigador el mayor desafío ha consistido en crear toda la parte electrónica. Había que hacer que fuese ligera, flexible y lo bastante cómoda como para llevarla en la boca. Diseñaron un chip que usase circuitos estirables, montado en una membrana porosa muy delgada.
El sensor está alimentado por una pila recargable de 6,8 milímetros de diámetro, que puede monitorizar la ingesta de sodio durante 12 horas. Los investigadores creen que es tiempo más que suficiente; los pacientes podrían ponerse el sensor sólo para las comidas y dejarlo cargando el resto del tiempo.
Unas primeras pruebas esperanzadoras
El implante utiliza materiales que responden a la presencia de iones de sodio. Para probar el invento, en primer lugar se dio a beber agua con distintos niveles de concentración de sal a un grupo de voluntarios. Lo siguiente fue pasar a comida y bebida reales, para lo que el grupo de pruebas tomó zumo de vegetales, noodles con sabor a pollo y patatas fritas de bolsa.
Las mediciones fueron bien con el zumo y la sopa, pero con la patata la cosa se complicó ligeramente. Inicialmente hubo un pico muy alto (al impactar el alimento con el sensor), y la lectura de sodio no era realista. Los investigadores creen que se debe a la disolución de la sal en la saliva.
Para W. Hong Yeo todo esto puede solucionarse mediante un buen procesado de datos. Si el software está calibrado con los niveles naturales de sodio del paciente, entonces se pueden eliminar los picos y las lecturas atípicas. También se podría conectar a una aplicación de salud (o de fitness) que contenga información nutricional de distintos alimentos.
¿Cuánto tardaremos en verlo en el mercado?
Por ahora no existe una fecha sobre una posible comercialización. Lo que el director del equipo dice es que “está muy cerca, depende de que las empresas se interesen”. También han creado una aplicación para Android con la que medir la ingesta de sodio, a la que el sensor envía sus datos a través de Bluetooth.
Como solución para pacientes con hipertensión puede ser una gran ayuda. Un control más detallado de los niveles de sodio puede llevar a un mejor control de la dieta, pero queda por ver si las empresas médicas se interesan en el invento.
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