El estallido de popularidad de los drones ha llenado el cielo de estos aparatos; pero también tiene consecuencias algo desagradables que muchos no pudieron prever.
Aunque poco a poco las leyes se están actualizando para adaptarse a los drones, es innegable que pocas estaban preparadas para enfrentarse a miles de usuarios y objetos voladores en nuestros cielos. Estas leyes son necesarias porque el cielo está más ocupado de lo que parece; no es sólo el peligro en el que se pueden encontrar los que están a nivel de tierra, sino los que están volando.
Hablo, por supuesto, de los aviones. Volar drones en espacios reservados a aviones y helicópteros está terminantemente prohibido, y por buena razon; el peligro que suponen es demasiado grande como para aceptarlo. Algo que puede resultar algo chocante: ¿Cómo es posible que un pequeño dron, que podemos coger con nuestras manos, suponga un peligro para un avión de cientos de toneladas?
Qué ocurre cuando un dron se estrella contra un avión
Es una pregunta que han respondido investigadores del Instituto de Investigación de la Universidad de Dayton, en Ohio; y lo han hecho de la única manera posible, estrellando drones contra aviones. En concreto, han lanzado drones modelo Phantom 2 de DJI contra el ala de un Mooney M20. El modelo de DJI es uno de los más populares entre la afición, así que es un buen ejemplo; y el M20 es una avioneta de uso personal, pero el efecto debería ser muy similar en aviones más grandes.
Los experimentos fueron sencillos. El dron fue lanzado a 383 kilómetros por hora contra el ala del avión; así se simula el encuentro entre un avión y un dron en las alturas. Los resultados son, como mínimo, interesantes.
Por ejemplo, es interesante ver que el dron no se destruye en miles de piezas al impactar con el ala; como uno podría pensar de un aparato de plástico contra un ala de metal. Si nos fijamos en el vídeo a cámara lenta, vemos que en realidad su estructura se mantiene y penetra en el ala con gran fuerza; el impacto produce daños en el larguero, la estructura principal del ala. Por lo tanto, la integridad del ala se ve seriamente comprometida y podría provocar más problemas.
Los científicos se fijaron en que, aunque los rotores del dron se separan fácilmente, la masa y la energía que lleva el dron es suficiente para hacer un daño “significativo” en el ala.
Estas pruebas son similares a las que se realizan para comprobar el efecto de los pájaros en los aviones; en algunos casos, el impacto de un ave contra partes débiles del fuselaje puede obligar a aterrizajes de emergencia. Los científicos creen que el daño que produce un dron puede ser muy similar.
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