Esta mañana nos hemos despertado con una noticia más que llamativa: Google Fotos borra imágenes de desnudos si las compartes. Así se ha manifestado en Reddit un usuario que se queja de que al intentar compartir lo que se suele llamar un nude, la app lo borra. Y no hablamos de mandarlo a la papelera o de censurarlo: lo borra por completo del teléfono.
Aunque esta medida pueda ser lógica por los problemas de compartir información sensible de otras personas, esto ocurre con más contenido de la misma índole (vídeos eróticos por ejemplo). No es un misterio que la industria pornográfica está descontenta. La actriz Avery Moon no pudo compartir un vídeo suyo en el que salía desnuda en un evento por Google Drive, por ejemplo.
Y aunque estos son terrenos delicados y hay un debate encima de la mesa, es innegable que el mundo de la tecnología y las redes es receloso con este tipo de contenidos hasta niveles irrisorios. Porque hay situaciones en las que estas medidas son beneficiosas, pero como veréis en los ejemplos que pondremos a continuación en otras la moral sale demasiado a relucir.
La tecnología contra el desnudo y más allá: Google, Apple e Internet no quieren que busques cosas indecentes
Obviamente hay muchísimo contenido en la web y en nuestro día a día que está censurado en pos de no enseñar material explícito. Existe la censura en la televisión, en las series, en el cine, etcétera. Es lógico que con el público de masas que posee Internet estas empresas no quieran que este contenido pase a manos inadecuadas. Pero el puritanismo llega hasta niveles donde no hay excusa posible para que se produzcan ataques a la intimidad.
El de Google es solo un ejemplo, pero no solo en el buscador, sino en todo su software. Si buscáis contenido inadecuado (el nombre de un actor/actriz porno, una palabra malsonante o incluso tacos de menor índole) Google directamente lo filtra, de manera que o no aparezcan resultados o deje en el final los más explícitos. Obviamente nos referimos al contenido más “inocente”, como sería el contenido erótico legal.
Todos los filtros posibles están habilitados por defecto. Por ejemplo, hay un filtro de insultos, de contenido “sensible” que se pasa mucho de rosca. Llega hasta límites absurdos; cuando buscas algo en la barra de Chrome, te aparecen resultados ¿verdad? Pues si buscas cualquier cosa mínimamente relacionada con estas cosas, directamente no muestra nada.
Y esto se aplica a todos sus servicios. Si le pides a Google Assistant, por ejemplo, que busque desnudos directamente te dice que no sabe cómo ayudarte, o en el mejor de los casos, se encarga de confirmarte si quieres buscar eso. Pero no es solo eso: Assistant ni siquiera habla cuando buscas definiciones relacionadas con eso, sino que te lo muestra sin decir una sola palabra.
Apple también es excesivamente puritana. Por ejemplo, rescatamos el viejo caso de la censura que llevó a cabo la compañía en su propia tienda acerca de un libro de desnudos. La firma eliminó el libro del catálogo y no ha permitido (o ha censurado) la comercialización en sus servicios de productos similares en el que se mostraran desnudos. Ya no hablamos de pornografía o de violencia: hablamos de desnudos.
Otro ejemplo. Muchos recordamos el incidente con la revista “Muy Interesante”, que retiró su tirada digital de la tienda por mostrar a un hombre desnudo. A justicia de la revista debemos decir que aunque el desnudo era integral no se veían los genitales, la parte más “sensible” del tema. El ridículo alcanzó su zenit con la excusa que puso Apple: “Muy Interesante está inscrita en la categoría para mayores de 12 años y que vulnera esa categoría”.
Facebook: esa madre que te azota si ves cosas “guarras”
Facebook es todo un gigante internacional. No por nada es dueña de quizás las dos redes sociales más poderosas del mundo: la misma Facebook e Instagram, que cuenta con una cantidad casi indecente de usuarios. Aquí entra en conflicto una idea un poco contradictoria: la censura de no poder subir lo que quieras en tu red social.
Facebook e Instagram lo dejan bien claro: no se permite la subida de contenido explícito en las plataformas. Sí, tiene sentido que quieras librar a tu red social del posible contenido erótico que se genere como pasa en Twitter, que no impide esto (aunque sí prohíbe el contenido más duro). Pero los algoritmos fallan enormemente.
Una cosa es pornografía y otra cosa es el cuerpo humano desnudo. El cuerpo de los seres humanos es natural y mostrarlo con ciertas condiciones y responsabilidad se puede considerar incluso liberador para muchas personas. Al fin y al cabo somos nosotros los dueños de nosotros mismos y de lo que subimos a las redes (siempre que sea el usuario consciente). Instagram y Facebook no hacen esto: saltan a la yugular a la mínima.
Un buen ejemplo es el que veis en pantalla. En Instagram puedes configurar tu cuenta para que pueda promocionarse en la red social, pero has de solicitarlo. Esta publicación le costó la negativa de Instagram a esa cuenta por, y citamos textualmente, “porque no cumple nuestras políticas de publicidad (comprensible) ya que ofrece una imagen con excesiva cantidad de piel o contenido sugerente. No permitimos el uso de imágenes que muestren a personas en posturas explícitas o sugerentes, ni aquellas que muestren desnudos o escotes.”
Si buscamos un poco por la red social veremos multitud de casos en los que el algoritmo de Instagram ha decidido censurar una imagen por estas prácticas cuando esa imagen no tenía absolutamente nada de sexual. En Facebook ocurre igual; se censuran montones de obras artísticas, como el polémico caso de la censura que se llevó la foto de la obra Neptuno de Bolonia en el que Facebook alegaba que era explícitamente sexual.
Esto ha suscitado la creación de campañas como #FreeTheNipple, la cuál denuncia la censura perpetrada por estas redes en las que un pezón femenino no tiene ningún tipo de cabida en la red pero a su vez los pezones masculinos no suscitan ningún problema cuando son, a grandes rasgos, prácticamente iguales.
Unas medidas que se pasan de la raya: ¡no os metáis en nuestros asuntos!
Realmente, analizando con lógica la medida de Google Fotos podemos dilucidar su motivo: compartir fotos explícitas y privadas de una persona se debe evitar a toda costa. El problema es que no todos los casos son iguales, y al fin y al cabo, para aquella persona que no está cometiendo un delito, estas medidas son una intromisión a nuestra privacidad.
Hay una gran industria pornográfica. En el arte hay montones de obras políticamente cuestionables, y al final como personas libres que somos podemos hacer lo que nos dé la gana siempre y cuando no estemos incurriendo en un delito o estemos haciendo un mal a nadie. Si quiero tener pornografía en mi teléfono la tengo, y si quiero tener sexting o subir un nude a mi red social, debería poder hacerlo.
Crear espacios seguros para la gente que tiene aversión a este contenido o que considera que es inapropiado es bueno. El problema es cuando incurre en nuestras vidas. Porque ¿realmente Google tiene derecho a eliminar una foto mía porque así lo ha considerado? ¿Teniendo en cuenta que es mi teléfono móvil? ¿Tiene derecho Instagram a censurar una foto que puede que me encante solo porque ve “demasiada carne” en ella? Somos humanos, y el contenido erótico y los desnudos son naturales. Y si mi responsabilidad es lo suficientemente grande como para querer consumir contenido sensible, lo haré. Y ninguna empresa tiene la potestad para impedírmelo.
El mayor problema que hay aquí es la contradicción. Porque por una parte, ni Facebook ni Instagram permiten subir contenido de esta índole, pero en sus llamadas “Historias” sí se permite. Y Google, por su parte, puede impedir mostrarme la información más relevante, pero me da todos los medios para que con consciencia plena de mis actos pueda encontrar fácilmente el contenido que me censura.
Finalizo este artículo con una advertencia: puede que esto proteja a las mentes más sensibles del horror del cuerpo humano (hola, ironía) pero conseguirá crear una generación de personas con una sensibilidad extrema a este tipo de cosas y que vivirán en una burbuja de cristal que se romperá en cuanto el mundo se muestre ante estas. Y suficiente censura hay en el mundo para llegar a estos límites tan absurdos.
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