El ser humano está a las puertas de su próxima evolución; una que se forzará a si mismo, a diferencia de todas las anteriores, modificando su propio cuerpo, o “hackeándolo”.

Las posibilidades que se abren con el hackeo de nuestro cuerpo son casi infinitas. Por el momento, esto se traduce en prótesis inteligentes que no tienen porqué imitar completamente a las reales; o microchips bajo la piel para realizar acciones con un movimiento de mano. Pero en el futuro, puede que podamos implementar prótesis en nuestro cerebro para mejorar nuestra memoria.

Hackear el cuerpo para mejorar el sexo, una tendencia cada vez más aceptada

O puede simplemente que usemos todo eso para tener mejores relaciones sexuales. Sí, era inevitable. Cada gran avance de la humanidad puede ser usado para el sexo, sólo necesitamos algo de imaginación; y de hecho, ya hace un tiempo que hay gente que se modifica el cuerpo para explorar nuevos límites de la sexualidad.

En CNET leemos las motivaciones de estas personas, como Aneta, la que posiblemente fue la primera mujer que se modificó el clítoris disfrutar de más orgasmos cuando quisiera; la modificación fue realizada por su esposo, el artista finés Samppa Von Cyborg, y consistió en un implante magnético cerca del clítoris.

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Gracias a esto, es capaz de provocarse orgasmos cuando quiera, usando prácticamente cualquier aparato cercano; hasta encender el coche le produce placer. Desde los altavoces de la discoteca hasta un ventilador, es cuestión de experimentar y de descubrir nuevas experiencias.

Ese es el principal motivo por el que existen este tipo de modificaciones: para “explorar los límites de la humanidad”, como Von Cyborg, sólo que en clave de sexo. Es un objetivo que comparten otros “biohackers”, ya sean los que se ponen luces LED bajo la piel o los que se ponen ojos biónicos para recuperar o mejorar su vista.

Los biohackers que experimentan con su propio cuerpo son los verdaderos pioneros; y son conocidos como “grinders” en la comunidad.

Vibradores para pene y otras cosas que meterte en los genitales

Pero incluso entre los biohackers, aquellos que se modifican el cuerpo para sentir placer sexual son aún minoría; eso hace que los pocos pioneros que se atreven en este campo sean muy famosos entre la comunidad. Como Von Cyborg, o Rich Lee, que desarrolló un vibrador para la base del pene; de esta forma, a nuestros movimientos de cadera hay que sumarles los movimientos que el miembro hace por su cuenta. Pero tal vez lo mejor es el nombre: “Lovetron9000”.

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Pese a haber encontrado el nombre perfecto, el creador del Lovetron9000 no está contento aún con el resultado, que considera una “mejora marginal sobre la condición humana de mierda”.

Por supuesto, no todo el mundo está dispuesto a operarse en sus regiones más sensibles, incluso con la promesa de orgasmos continuos. Estas operaciones tienen su riesgo, incluso cuando salen bien; por ejemplo, si te hacen un escáner de resonancia, los imanes pueden salir disparados, atravesando tu piel. No es un riesgo que nadie quiera correr.

Además, estas modificaciones aún son muy primitivas; en el caso del imán en el clítoris, ni siquiera se puede desactivar. Ya hay ideas para crear dispositivos más avanzados, en los que podamos decidir cuándo tener orgamos, o cuándo activar nuestro martillo neumático particular. Pero sobre todo, hay planes para que todo esto deje de ser una gracia de Internet, y se convierta en un cambio real en nuestras vidas; posiblemente en unas décadas estas modificaciones se ofrecerán en las clínicas y se considerará algo normal. Y todo gracias a estos pioneros que arriesgaron su propio cuerpo para experimentar.

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