Durante generaciones, Japón ha sido la referencia en el sector ferroviario gracias a su famoso “tren bala”, el Shinkansen. Pero en la última década esto está cambiando, y el otro gran gigante asiático, China, ha demostrado de lo que es capaz con una extensa red de trenes de alta velocidad, que ya conecta las principales ciudades del país.

Pero la gran ventaja de China se encuentra, sin lugar a dudas, en los trenes maglev, de levitación magnética. Esta tecnología aún no se está aprovechando del todo, pero ya apunta maneras y podría ser clave para dar el siguiente salto en el sector del transporte. El nuevo tren maglev presentado en China por la CRRC (China Railway Stock Corporation), el mayor suministrador de equipamiento ferroviario del país, es un paso en esa dirección.

El nuevo tren maglev de China quiere acercar sus grandes ciudades

Las formas futuristas de este tren son necesarias para alcanzar la vertiginosa velocidad que CRRC ha prometido: 600 kilómetros por hora. Estaríamos hablando de una velocidad más cercana a la de un avión (800 km/h) que a la de un tren de alta velocidad actual (350 km/h).

Para China sería una diferencia notable, especialmente para el recorrido entre las dos grandes ciudades del país, Beijing (Pekín) y Shangái. Un viaje que, contando el tiempo de preparación, supone cinco horas y media perdidas en tren de alta velocidad, y cuatro horas y media en avión; CRRC afirma que el nuevo tren será capaz de completar la misma distancia en tres horas y media.

Como la propia Japón ha demostrado, reducir en una hora los viajes entre los grandes núcleos de población es vital para el desarrollo del país. La inversión multimillonaria y los tres años de desarrollo que ya lleva el tren merecerán la pena, aunque aún quede trabajo por hacer.

Un tren maglev o de levitación magnética no usa las vías tradicionales; en vez de eso, todo el tren flota sobre un raíl central usando la fuerza de la repulsión magnética. Gracias a eso se reduce enormemente la fricción, lo que permite alcanzar esas velocidades tan altas. Pero eso también supone que estos trenes necesitan su propia infraestructura, una inversión importante que no todos los gobiernos están dispuestos a apoyar.

Por el momento, de este modelo sólo se ha finalizado un prototipo experimental; se prevé que en el 2021, después de una serie de pruebas, se pueda iniciar la producción comercial.