Estamos en un momento delicado en lo que a Internet se refiere. La privacidad y las preocupaciones sobre esta están a la orden del día, y vienen de muchísimas partes: anuncios que misteriosamente escuchan lo que decimos, escándalos de privacidad que salpican a las grandes empresas como Facebook o Google, etcétera. Hay quién piensa que estamos a salvo, y que hay datos que o no merece la pena recoger o directamente no recopilan. Por ejemplo, ¿a quién le gustaría saber qué escuchamos en Spotify?
Pues sí, hay a quién le interesa. Concretamente, a las discográficas. Nuestras cuentas de Spotify “regalan” más información de lo que nos gustaría a estas discográficas y apps de terceros, y según una investigación de Billboard, todo indica que estas están accediendo a nuestras cuentas para conocer qué gustos musicales frecuentamos.
Nuestras cuentas de Spotify tienen más que decir de lo que nos gustaría
La API de Spotify permite a servicios y apps de terceros acceder a nuestra biblioteca musical. Un ejemplo de esto sería un reproductor externo que muestre qué estamos escuchando y también, por ejemplo, para encontrar canciones con servicios como Shazam y así añadirlas a nuestra biblioteca.
Esta investigación que ha llevado a cabo Billboard se centra en una función que se está explotando en esta API: añadir álbumes o canciones a nuestra biblioteca antes de que se lancen. Esta característica llamada ‘Pre-Save’ es necesaria para que las discográficas y los artistas de estos álbumes puedan reciban promoción de estos usuarios. De esta forma podemos añadir este tipo de material musical a nuestra biblioteca directamente cuando este esté disponible.
Billboard asegura en su investigación que Spotify le da más permisos de los necesarios a las discográficas para guardar canciones de esta forma en nuestra biblioteca. Es cierto que ya cuando accedemos a esta característica ya sea en Spotify o Apple Music (o cualquiera de estas herramientas provenientes de las discográficas) ya le damos permisos. Según la prueba de Billboard, los permisos que otorgamos son muchos más de los necesarios para guardar música en nuestra biblioteca.
Entre los permisos que concedemos el que puedan ver nuestra actividad, los datos de nuestra cuenta, nuestro email, nuestras playlists públicas, quién seguimos, y un largo etcétera. Si queremos que, por ejemplo, se añada un álbum por parte de una discográfica, quizás únicamente necesiten el permiso de ‘Añadir y retirar elementos de tu biblioteca’. Pero no; le damos control casi absoluto.
Esta opción no está únicamente disponible para Spotify, sino también para Apple Music. Aquí la cosa cambia; los permisos son menos directos y únicamente se requiere acceso a la biblioteca del usuario y a su actividad dentro del servicio. Los permisos solicitados pueden según la herramienta o la discográfica, e incluso también entran en juego las campañas de lanzamiento de estos álbumes. Afortunadamente, tanto en Apple Music como en Spotify podemos gestionar los permisos y accesos de las distintas apps para evitar ceder tantos datos. En el caso de Spotify, únicamente tienes que pinchar en este enlace.
Los datos que se recogen pueden tener varios usos; nuevas producciones enfocadas a los gustos más prolíficos de estas plataformas, promoción extra para los artistas más escuchados, etcétera. Desde luego no se necesita tal cantidad de datos para simplemente cambiar o eliminar elementos de nuestra biblioteca, por lo que la duda sobre nuestra privacidad ha quedado puesta sobre la mesa. Afortunadamente no hemos llegado aún al punto de eliminar contenido de la competencia de nuestras bibliotecas, pero quién sabe; podría darse el caso.
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