SpaceX nos ha acostumbrado mal. Sus inicios en el lanzamiento de cohetes fueron tan buenos que cada pequeño error nos sorprende. Por ejemplo, el lanzamiento de hoy es bueno, se mire como se mire; pero también nos recuerda que SpaceX se enfrenta a grandes desafíos en cada misión.
Para empezar lo bueno: SpaceX reutilizó por quinta vez un cohete Falcon 9 para poner en órbita 60 satélites Starlink. Nunca antes se había intentado nada similar, y es toda una demostración de que la compañía de Elon Musk está buscando los límites de lo posible.
La base del negocio de SpaceX está en la reutilización de componentes, especialmente cohetes; en vez de fabricar nuevas etapas para cada nueva misión, es posible recuperarlas y volver a usarlas. Eso reducirá el coste de los viajes espaciales y presumiblemente aumentará su periodicidad.
SpaceX no saca nota perfecta
Sin embargo, hasta ahora los Falcon 9 habían sido reutilizados dos o tres veces; para el que había sido lanzado hoy, era la quinta ocasión. Y la última. Porque SpaceX ha confirmado que el cohete no fue capaz de aterrizar en la plataforma marítima, como sí pudo hacer en otras ocasiones.
A este final catastrófico se le suman otros problemas en los últimos lanzamientos; este no es el único aterrizaje que SpaceX ha fallado: dos cohetes más se perdieron en el mar. De hecho, este último lanzamiento ya empezó mal, ya que este era el segundo intento: el primero se canceló en el último segundo.
Aunque el cohete se haya perdido, no es una gran pérdida porque era poco probable que se volviese a utilizar. Y es que Elon Musk ha revelado que durante el ascenso uno de los nueve motores del Falcon 9 fallo completamente y se apagó. Afortunadamente, no afectó a la misión gracias a que los ocho motores restantes cubrieron su parte; pero es el tipo de error que no quieres encontrarte en una misión con astronautas.
Puede que SpaceX ya haya encontrado el límite del Falcon 9, aunque aún queda la investigación para saber exactamente qué ocurrió.
Más satélites para dar Internet
Otra parte en la que SpaceX iba al límite es en la propia carga: nada menos que 60 satélites. Pertenecientes al proyecto Starlink, el objetivo es que estos satélites formen una "constelación", interconectados entre sí para ofrecer conexiones a Internet de alta velocidad; algo especialmente útil para zonas inaccesibles o sin la infraestructura necesaria.
Pese al fallo del motor, los satélites han llegado a su órbita sin problemas. Este es el sexto lanzamiento de satélites como estos, y ya hay unos 360 en órbita en total. Y eso es sólo el principio.
El objetivo del proyecto es que decenas de miles de satélites cubran toda la Tierra, y aunque ya ha recibido la aprobación para una buena cantidad de estos, no ha sido sin polémica. La comunidad científica no ha recibido bien la idea, y ya hay demostraciones de que los satélites dificultan la observación de la bóveda celeste.
Por el momento, parece evidente que SpaceX seguirá buscando los límites, pese a todo.