Hay muchas razones por las que los coches de hidrógeno no han conseguido vencer a los eléctricos, pese a sus muchas ventajas. Una de ellas es que son más complicados de fabricar, debido a todas las medidas de seguridad necesarias para manejar un producto químico tan peligroso como el hidrógeno.
Normalmente el hidrógeno se almacena en estado líquido por su baja densidad en su estado natural, el gaseoso; para almacenar un kilogramo de hidrógeno sería necesario un tanque de 11.000 litros.
El problema no es sólo obtener hidrógeno líquido, sino mantenerlo en ese estado una vez que repostamos. Son necesarias enormes presiones, de casi 700 bares; eso es 300 veces más de la presión a la que normalmente se mantienen los neumáticos.
Una esponja para coches de hidrógeno
Es por ello que los coches de hidrógeno no tienen tanques de combustible normales, sino que en su caso son mucho más gruesos, capaces de mantener el hidrógeno a semejantes presiones sin ninguna fuga; por supuesto, eso no solo los hace más peligrosos en caso de impacto, sino también más costosos para los fabricantes. Su peso puede afectar seriamente a la autonomía, otro de los grandes problemas cuando hay tan pocas estaciones de servicio que ofrezcan hidrógeno.
La solución puede consistir en almacenar el hidrógeno en estado gaseoso, gracias a una nueva invención de la Northwestern University en los Estados Unidos; sus investigadores se inspirado en las esponjas orgánicas para crear una metálica, capaz de atrapar el hidrógeno y expulsarlo de manera sencilla.
De hecho, esta esponja metálica funciona exactamente igual que la que tenemos en el baño: es capaz de absorber hidrógeno en estado normal, y cuando es presionada lo suelta.
Por lo tanto, sería posible crear tanques de hidrógeno mucho más finos y con materiales más ligeros, capaces de almacenar el elemento en estado gaseoso; para obtenerlo, sólo sería necesario aplicar presión sobre la esponja de manera controlada, para que las moléculas de hidrógeno saliesen por si solas.
La esponja cuenta con poros de escala nanoscópica, que aumentan exponencialmente su área; un gramo de material supera en área a un campo de fútbol americano. Además del hidrógeno, esta esponja también funcionaría con el metano.
Aunque este sistema permitiría almacenar grandes cantidades de hidrógeno en nuestro coche de manera segura y ligera, aún quedan desafíos técnicos para aprovecharlo en vehículos reales.