Los drones son uno de los problemas a los que se enfrentan cada vez más frecuentemente las tripulaciones en pleno vuelo. Estos dispositivos electrónicos, que provocaron el cierre del Aeropuerto de Barajas hace unos meses, pueden ser responsables de accidentes fatales si se vuelan en zonas restringidas, multas y prisión para el piloto del dron aparte.
El último de los problemas provocados por drones se ha topado con el que quizá sea el avión más famoso del mundo. Ni el Air Force One está exento de las dificultades que causasn estos pequeños aparatos voladores. Hay que recalcar que el indicativo Air Force One lo recibe cualquier avión en el que se encuentre el presidente de Estados Unidos.
El pasado viernes Donald Trump no volaba a bordo del Boeing 747-200 al que nos tiene acostumbrados sino que lo hacía en el Boeing 757 presidencial, un avión notablemente más pequeño y más flexible para vuelos de corto y medio radio. Y fue en este viaje cuando se topó con un dron que pudo causarle muchos problemas.
Este incidente sucedía pocos días después de que Trump abandonara una rueda de prensa en la Casa Blanca tras escucharse unos disparos en las inmediaciones. El servicio secreto, encargado de la seguridad del presidente, actuó de inmediato y se activaron todas las alarmas que le rodean.
Dron contra Air Force One
Lo sencillo que es hacerse hoy en día con un dron y volarlo en las cercanías de un aeropuerto 'asusta'. El bajo precio y las avanzadas prestaciones de los últimos modelos los hacen especialmente atractivos a usuarios que, en muchas ocasiones, no se molestan en leer la normativa de su país.
El caso del Air Force One fue reportado por varios periodistas que se encontraban a bordo de la aeronave. En Estados Unidos es común que los encargados de cubrir la actualidad del presidente viajen en el mismo avión y le sigan en todos los viajes oficiales.
El Boeing 757-200 modificado para albergar al presidente, correspondiente con el modelo militar C-32A, estaba cubriendo la ruta entre el Trump National Golf Club en Nueva Jersey y la base aérea Andrews cuando "voló muy cerca de un pequeño objeto", según publicó Sebastian Smith, periodista de AFP, en Twitter.
Al parecer, cuando el avión se encontraba en la aproximación final -una de las fases del vuelo más delicadas- varios ocupantes se percataron de la cercanía de lo que presumiblemente era un dron. Por el momento no se conocen muchos más detalles y habrá que esperar a que se esclarezcan los datos por parte de la Administración de Aviación Federal y de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.
El aeródromo de Andrews es la base de cabecera del presidente de Estados Unidos en los viajes hacia¡a y desde Washington D.C.. En ella se encuentran estacionados y completamente operativos varios aviones a disposición de Trump; convirtiéndose también en uno de los aeropuertos más vigilados del país norteamericano. Hasta el fin de la Guerra Fría era el enclave del avión del juicio final, posiblemente la aeronave más segura del mundo en caso de ataque nuclear.
Aunque el Boeing 757-200 es un avión relativamente grande con motores grandes, un pequeño dron puede hacer mucho daño. Puede ser 'ingerido' por alguno de los motores y provocar que se pare en medio proceso de aterrizaje, también puede chocar contra cualquier parte del avión e incluso provocar una maniobra de emergencia del piloto al mando para evitar la colisión. En todos los casos anteriores pone en peligro a los ocupantes del avión y a las personas que se encuentren en las inmediaciones del aeródromo.
Si el dron es lo suficientemente grande y la aeronave con la que choca pequeña, puede suponer todavía más problemas. Existen actualmente drones muy pesados que, de colisionar con avionetas o ultraligeros, pueden provocar estragos importantes a la estructura de la nave. Por no hablar de las posibilidad de lanzar misiles con los que cuentan los drones de guerra, aunque uno de esos es más fácilmente detectables por los radares del aeropuerto y demás tecnologías antidron.
En Estados Unidos, como en la gran mayoría de países, el vuelo sobre aeropuertos o cerca de ellos no está permitido. La FAA, la encargada de la aviación a nivel estatal, proporciona páginas web con los lugares donde sí se puede volar. Además, disponen de aplicaciones para pedir permisos de vuelo específicos.
¿Dónde puedo volar un dron?
La pregunta más sencilla es dónde no se puede volar un dron. En España la ley es realmente clara al respecto y hace la distinción entre drones profesionales y drones de 'ocio'. Para los primeros es requisito pasar unos cuantos exámenes oficiales y tendremos la licencia, pero la duda más habitual es sobre los drones recreacionales.
El sentido común debería ser la principal guía aunque en España, dada la distribución de bases militares e infraestructuras delicadas, lo mejor es consultar mapas online. Una de las mejores fuentes es el mapa interactivo de Enaire, donde poder saber de un vistazo qué zonas son aptas para el vuelo y cuáles tienen algún tipo de restricción.
También la Agencia Estatal de Seguridad Aérea (AESA) publicó hace un tiempo un vídeo en YouTube resumiendo, de forma muy gráfica, la normativa para volar un dron. En nuestro país, por ejemplo, no se debe volar cerca de aeropuertos, zonas de protección ecológica, instalaciones militares, instalaciones estratégicas... Por eso lo mejor es echar un vistazo en el mapa de Enaire y asegurarnos de que nuestra zona está libre de cualquier restricción, incluidas las temporales.
Además, para volar sobre una zona habitada o sobre una concentración de personas el dron no debe sobrepasar los 250 gramos de peso, no volar a más de 20 metros de altura, mantener una distancia prudencial con edificios y siempre con el dron a la vista. Otro de los puntos importantes a tener en cuenta es la instalación de una placa ignífuga donde aparezca el nombre completo del piloto, teléfono de contacto y número de serie del dron, según recogen en Diario Jurídico.