Puede parecer extraño que hablemos de un velero como si fuese la última tecnología; al fin y al cabo, el viento ha ayudado al ser humano a surcar los mares durante miles de años.
Pero no es menos cierto que últimamente los barcos de vela sólo tienen uso personal, ya sea como hobby o para competición; los barcos comerciales están basados todos en motores de combustión, tanto los de transporte de personas como los de mercancía.
Esto es un problema si la humanidad realmente tiene pretensiones de reducir la contaminación mundial a niveles aceptables; buena parte de los bienes que disfrutamos a diario, desde comida a coches, son transportados con barcos de carga muy contaminantes, consumiendo unas 40 toneladas de combustibles fósiles cada día.
El velero de carga
La solución puede estar en el pasado, en fijarnos en cómo eran los barcos de carga cuando sólo tenían la ayuda del viento. Eso es lo que piensan los creadores del wPCC (wind Powered Car Carrier), un proyecto colaborativo entre el Real Instituto de Tecnología KTH en Estocolmo, SSPA y los diseñadores de Wallenius Marine.
El resultado de este proyecto es un barco de carga que se mueve con el viento, algo que es más difícil de lo que parece, ya que innova tanto en aeronautica como en la propia construcción del barco.
Lo primero que llama la atención son las velas, que no son de tela como las antiguas; en vez de eso, son una mezcla de metal y material compuesto que tendrán una altura de unos 80 metros para aprovechar el viento lo máximo posible. Por lo tanto, eso significa que no es posible recogerlas, aunque sí que se podrán bajar hasta los 50 metros.
El casco y las velas funcionan como una sola unidad, para aprovechar el viento siempre d ela manera más eficiente. Los materiales ultraligeros usados también tendrán gran importancia.
En total,la nave tendrá una altura de 100 metros, convirtiéndose en el velero más grande del planeta.
Para transportar coches sin contaminar
Con una longitud de 200 metros y una anchura de 40 metros, el wPCC está diseñado para transportar entre 6.000 y 7.000 vehículos, pero lo importante es que lo hará reduciendo las emisiones en un 90% respecto a los barcos de carga actuales.
El wPCC tiene motores de combustión, pero sólo serán usados para entrar y salir de los puertos; una vez en mar abierto, se usarán las velas para aprovechar los vientos y llegar al destino de manera eficiente.
El objetivo es que el wPCC y modelos similares puedan sustituir a la flota de 450 cargadores encargados de transportar coches desde los países que los fabrican a los que los consumen.
Una desventaja es que se espera que el wPCC sea más lento; mientras que este tipo de envíos por el Atlántico suelen tardar siete días, el wPCC tardaría 12.
Por el momento, un modelo a escala del wPCC ya ha sido probado, incluyendo pruebas del ángulo de inclinación que puede soportar y los motores. Es sólo un paso más hacia su viaje inaugural en el 2024.