La investidura a presidente de Estados Unidos es el examen perfecto al que se tiene que enfrentar el servicio secreto cada cuatro años. Miles de personas delante del Capitolio, el mismo que fue asaltado hace ahora dos semanas, celebrando la llegada de un nuevo inquilino a la Casa Blanca.
Este año el número de personas se ha reducido considerablemente y el tradicional público frente al Capitolio se ha sustituido por más de 19.000 banderas. Pero la seguridad no ha hecho sino reforzarse. También desde el aire y contando con la ayuda de pilotos civiles.
La Administración de Seguridad del Transporte de Estados Unidos (TSA) ha mandado un comunicado para que los pilotos privados y de aviones ejecutivos también estén alerta ante cualquier movimiento extraño en torno a la ciudad de Washington.
Jets privados vigilando
"A la luz de los recientes eventos en el Capitolio de los EEUU, y en preparación para la próxima inauguración presidencial, la Administración de Seguridad del Transporte está pidiendo a nuestros socios de aviación general [como se conoce a la aviación privada] que mantengan una mayor conciencia de seguridad hasta finales de enero", según el comunicado de la TSA.
En Estados Unidos la aviación privada y ejecutiva está mucho más extendida que en Europa en general y en España en particular. Cientos de ojos vigilantes sobrevolando un área tan basta como es Washington D. C. puede ser una ayuda difícil de rechazar para el servicio secreto y para la Fuerza Aérea, la que se encarga de la seguridad del presidente a estas altitudes.
La operativa de los reactores ejecutivos, que ahora se han convertido en una especie de centinelas con alas, será también un tanto especial en el día de hoy. Tan solo se mantendrá operativos los tres aeropuertos más grandes de la zona metropolitana de Washington D. C., con seguridad reforzada, mientras que los más pequeños permanecerán cerrados hasta mañana.
"La TSA continúa reforzando el valor de la vigilancia de la comunidad de la aviación general para informar de actividades sospechosas a los funcionarios encargados de hacer cumplir la ley", ha declarado Doug Carr, vicepresidente de asuntos regulatorios e internacionales de la NBAA (NAtional Business Aviation Association). "Es importante que la comunidad de la aviación comercial ejecutiva reconozca la situación de seguridad única que se está desarrollando para la inauguración presidencial".
Además de la zona de restricción que se establece en la actualidad sobre algunas zonas sensibles de Washington D. C., como la propia Casa Blanca o el Capitolio, se establece un espacio aéreo extra donde absolutamente ningún civil puede volar. Algo similar a lo que ocurre cuando el presidente de EEUU se desplaza a cualquier parte del mundo, una burbuja permanente que a Donald Trump le ha dado algún susto que otro.
Nada de armas, esta semana
Asimismo, la seguridad en las aerolíneas comerciales estadounidenses también cuenta con algunas normas extras aplicables en estos días. La más llamativa es que Delta, American, Southwest, United y Alaska anunciaron a los clientes que vuelan a los aeropuertos del área de Washington la prohibición de llevar armas en el equipaje facturado en esta semana de la investidura.
Otra de las medidas es que American Airlines ha decidido no servir ni vender bebidas alcohólicas en sus vuelos, según recoge Robb Report.
La FAA (Federal Aviation Administration), como la máxima autoridad aeronáutica de Estados Unidos también se ha tenido que poner manos a la obra y emitir un comunicado ante los incidentes del Capitolio y para poner orden en estos días tan delicados.
"Los pasajeros que interfieran, asalten o amenacen con asaltar físicamente a la tripulación de la aeronave o a cualquier otra persona en una aeronave enfrentan sanciones severas", declaró hace unos días Steve Dickson, administrador de la FAA. "Incluidas multas de hasta 35.000 dólares y encarcelamiento". Con vigencia hasta el 30 de marzo de este 2021.