Uno de los accidentes aéreos más sonados de 2020 fue el de Kobe Bryant. La estrella de la NBA volaba a bordo de su helicóptero privado, junto a su hija y otros siete ocupantes cuando el aparato se estrelló. Un año después del accidente, la investigación sigue su curso y los responsables de llevar a cabo las pesquisas anunciarán las novedades pronto.
Un año en el que los investigadores de la NTSB (National Transportation Safety Board), el encargado de analizar los accidentes en Estados Unidos, han estado estudiando el caso y el porqué se produjo tan fatal desenlace.
Las primeras hipótesis apuntaban a la mala meteorología con baja visibilidad de aquel domingo en el condado californiano de Orange. Por otra parte, unas condiciones en las que una aeronave con la instrumentación necesaria puede volar sin mayores problemas. Esos vuelos prácticamente 'a ciegas' no son un reto para los pilotos con la certificación necesaria, pues obtienen todos los datos necesarios de sus instrumentos de vuelo.
El Sikorsky de Bryant
El SB-76 es uno de los helicópteros más populares del mundo. Su fabricación se cuenta por centenares y, desde que entró en servicio en los años 80, ha sido muy utilizado en transporte para civiles, servicios SAR (búsqueda y salvamento) y en entornos militares.
En concreto, la versión S-76B es la que empleaba Kobe Bryant para sus desplazamientos de corto radio. Se trata de una versión mejorada respecto a las primeras unidades, equipa motores algo más potentes, fue introducida en 1987 y su diseño buscaba ofrecer una aeronave cómoda y flexible para las operaciones de transporte de personas entre plataformas petrolíferas.
El Sikorsky S-76B tiene un peso máximo al despegue de algo más de 5.000 kilogramos, 4.500 metros de techo de vuelo y una velocidad máxima de 155 nudos, unos 287 kilómetros por hora. En el momento del accidente de Bryant, la aeronave iba completa con seis pasajeros y dos miembros de la tripulación formada por un piloto y un copiloto.
Sin sistema de aviso
Uno de los detalles que primero se revelaron fue la ausencia del GPWS (Ground Proximity Warning System) o sistema de advertencia de proximidad al suelo en el Sikorsky S-76B del jugador de Los Ángeles Lakers.
Este sistema consta de un radar que apunta a la superficie y va midiendo la altitud real en pies. El radar emite un pulso de onda y mide el tiempo que tarda en regresar a la aeronave para calcular la distancia. El GPWS es uno de los sistemas más de las aeronaves de pasajeros y, en condiciones meteorológicas complejas de baja visibilidad, es el mejor aliado de los pilotos.
Si el GPWS detecta que la aeronave -helicóptero en este caso- se acerca demasiado al suelo, emitirá un aviso sonoro y visual en la cabina. De esta forma, el piloto puede corregir la altitud y evitar chocarse.
Hace escasamente un par de semanas que la NTSB informó que iba a reunir a los investigadores del accidente para determinar la causa del mismo. Según unos informes preliminares publicados, el helicóptero de Kobe Bryant descendía a una velocidad de 4.000 pies por minuto, una tasa de descenso realmente grande y que se tradujo en el aparatoso accidente. Más allá de ese detalle, conoceremos más datos cuando la NTSB reúna a los expertos a principios de febrero.
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