El tiempo de Jeff Bezos al frente de Amazon ha llegado a su fin. El fundador del comercio online más importante del mundo, y con fuerte presencia en España, anunció a principios de febrero que iba a dejar de la compañía con el fin de centrarse en su más que prometedora carrera espacial a los mandos de Blue Origin, una compañía que también fundo él mismo hace ahora 21 años.
Esta última se ha convertido en una de las grandes corporaciones privadas espaciales a nivel internacional, pugnando por algunos contratos multimillonarios de la mano de la NASA para el programa Artemis, que pretende llevar dos humanos a la Luna en el 2024. Y es que, una vez que Amazon ya camina por sí sola, la intención del hombre más rico del mundo es hacer de Blue Origin la compañía de referencia del sector.
Con el traslado de Bezos, se espera que la compañía espacial de Bezos tenga el mayor de sus impulsos desde que se fundó allá por el año 2000. Una especie de etapa de desarrollo acelerado que será clave si la compañía quiere mantener su posición respecto a otros rivales que van recortando el camino hacia las estrellas.
Y no lo tiene fácil. Delante está una SpaceX en racha que no para de encadenar pruebas exitosas de su nave Starship al tiempo que lanza satélites de Starlink, realiza puestas en órbita para terceros y se postula como el transporte oficial de la NASA entre la Tierra y la Estación Espacial Internacional. Y a una Virgin Galactic que ya cuenta con los permisos necesarios para comenzar a operar y lanzará a su fundador Richard Branson el próximo día 9. Ahora más que nunca, la presencia de Bezos en los cuarteles generales de Blue Origin es esencial.
Bezos, al espacio
Hace tan solo unos días que se anunció lo inimaginable: Bezos se montará en la nave New Sephard y realizará el primero de los vuelos suborbitales tripulados de Blue Origin el próximo 20 de julio. Junto él estará su hermano, la primera instructora de vuelo de Estados Unidos y un millonario -todavía anónimo- que ha desembolsado 30 millones de euros para poder volar en esta primera empresa.
El turismo espacial será una de las piedras angulares de Blue Origin a corto plazo. Según las cifras publicadas por Virgin Galactic (su principal competidor en este sector), más de 600 turistas ya han comprado su billete para ir al espacio en una primera tanda. Algo que podría replicar la compañía de Bezos, que ha sido más conservadora y no ha vendido tickets todavía.
Para llevarlo a cabo tendrá que poner a punto su nave New Sephard, que está compuesta por un cohete y una pequeña cápsula, para obtener el visto bueno de la FAA y comenzar su periplo espacial. En ella hay espacio para seis ocupantes dispuestos alrededor de la cápsula y acomodados en asientos reclinados. Como particularidad, Blue Origin ha instalado unos grandes ventanales desde donde poder contemplar la Tierra y el espacio.
El vuelo turístico estándar que planea Blue Origin tiene una duración de apenas 11 minutos desde que el cohete despega hasta que la cápsula regresa a tierra firme. Un concepto similar al que tiene la ya mencionada Virgin Galactic.
Con el redoble de esfuerzos de Bezos se espera que el servicio de transporte para turistas comience a coger tracción a lo largo de este 2021 y que en 2022 sea finalmente la inauguración del servicio. Aunque todavía no hay fechas cerradas, el próximo vuelo de prueba del 20 de julio será crucial para evaluar la tecnología y realizar los últimos ajustes.
Próximo cohete orbital
Si bien el New Sephard se ha consolidado como el mejor para realizar vuelos suborbitales, Blue Origin está trabajando en el New Glenn como pieza fundamental para viajes más lejanos. Este sistema comenzó a diseñarse en 2012 en la búsqueda de un vehículo de lanzamiento orbital reutilizable. Prácticamente 9 años en los que Blue Origin no ha mostrado mucho más y será una de las primeras tareas de supervisión que Bezos asuma tras dejar Amazon.
Será capaz de llevar pasajeros y cargas para ponerlos en órbita terrestre y regresar de vuela a la superficie. Algo así como el Falcon 9 de SpaceX. Se estima que la primera etapa del lanzador tendrá una vida útil de unas 25 misiones.
"El carenado de 7 metros dobla el volumen de carga útil existente de cualquier vehículo de lanzamiento existente, lo que significa también más espacio para los satélites", anuncia la propia Blue Origin. Pero el camino se muestra lanzando cohetes y, de momento, la compañía comandada por Bezos no ha lanzado ninguno de esta clase.
Pugna con SpaceX
La pugna por construir el lander con el que los astronautas lleguen de nuevo a la Luna está inmersa en los ya habituales laberintos legales estadounidenses. El pasado abril, la NASA eligió la propuesta de SpaceX como ganadora del concurso con una dotación de 10.000 millones de dólares para desarrollar el programa.
Las razones de la NASA para escoger la criatura de Musk parecían de peso. "Tenía la mejor propuesta y la más asequible", apuntaron desde la Agencia Espacial. Y completaron diciendo que no podían escoger otra empresa -algo común- debido a que carecían de más fondos.
La elección de SpaceX no sentó nada bien a Blue Origin y a Dynetics, la tercera compañía en discordia. Por lo que pusieron una enmienda al contrato y el asunto se encuentra actualmente en los despachos del Senado de Estados Unidos.
Esta disputa seguro que será una de las primeras tareas en la lista de cosas por tratar. El objetivo de la enmienda es que la NASA elija a una segunda compañía para realizar el desarrollo del lander abriendo negociaciones con las dos compañías perdedoras.
Toda esta maraña legal podría retrasar la concesión final del contrato hasta el día 4 de agosto, momento en el que se debe pronunciar la autoridad competente. Este retraso podría complicar -todavía más- el objetivo de la NASA y el programa Artemis de poner en la Luna a dos astronautas en 2024.
El Blue Moon, como así se llama el módulo es un sistema "flexible que proporciona una amplia variedad de cargas útiles pequeñas, medianas y grandes a la superficie lunar", anuncian desde Blue Origin. Una gran capacidad que se traduce en la posibilidad de colocar en la Luna rovers, hábitats completos y etapas de ascenso.
Project Kuiper
Uno de los programas tecnológicos más ambiciosos de la casa Blue Origin es el despliegue de su particular constelación de satélites a través del Project Kuiper. Hace ahora un año, la compañía consiguió una licencia para lanzar 3.236 satélites con un desembolso estimado de 10.000 millones de dólares.
La intención de Project Kuiper es la de proporcionar conexión a Internet de forma global, algo que está a punto de conseguir SpaceX con Starlink. El comienzo del despliegue de los satélites tiene previsto ocurrir a mediados del año 2026 y se espera que esté terminada para el 2029. Dependerá, en gran medida, de cómo se desarrolle el cohete New Glenn.
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