Tras algo más de una hora de vuelo suborbital, la misión Unity 22 ha aterrizado sin novedades en el Spaceport America a eso de las 17:40 horas de España peninsular. Al completar este vuelo, Virgin Galactic está un paso más cerca de su ansiado objetivo de realizar vuelos turísticos a más de 80 kilómetros de altura a bordo de su nave VSS Unity.
Este lanzamiento, además, era de especial importancia para la compañía pues en su interior ha viajado Richard Branson, fundador de Virgin Galactic y el primero de los grandes magnates de esta nueva era espacial en enfundarse el traje de astronauta. El lanzamiento ha transcurrido sin novedades siguiendo un plan de vuelo sin sorpresas.
La VSS Unity, donde viajaba Branson junto a otros 5 miembros de la tripulación, despegó anclada a la nave nodriza VMS Eve -diseñada por la propia compañía- a las 16:45 de la tarde. Alineados con la pista del Spaceport America, localizado en mitad del desierto de Nuevo México, los pilotos del VMS Eve empujaron la palanca de gases de los cuatro motores y ascendieron hasta una altitud de 14.000 metros, momento en el que la VSS Unity se desacopló.
En ese momento, cuando marcaban las 17:26, el VSS Unity encendió su único motor -de cohete- a bordo y comenzó el verdadero lanzamiento a una velocidad por encima de Mach 3 (3.700 kilómetros por hora o 3 veces la velocidad del sonido) hasta llegar a un apogeo situado en los 86.200 metros. Desde allí, la tripulación pudo observar la inmensidad oscura del espacio y la superficie de la Tierra.
Tan solo unos minutos después, tras haber experimentado cierta ingravidez, la VSS Unity emprendió el viaje de vuelta. Un descenso pronunciado -mucho más que el de los aviones convencionales- y sostenido que concluyó con el aterrizaje a las 17:40.
Esta misión Unity 22 llega en el mejor momento de la compañía que hace solo unos días recibió la luz verde de la Administración Federal de Aviación de Estados Unidos que certifica la seguridad de su sitema de lanzamiento. Virgin Galactic espera completar una tanda de vuelos de prueba durante los próximos meses y comenzar a operar comercialmente en 2022.
Según los últimos datos reportados, alrededor de 600 personas habrían comprado un billete para realizar uno de estos vuelos suborbitales a un precio de 250.000 euros cada uno. La venta se encuentra cerrada por el momento y se espera que se abra en los próximos meses.
El 'enfado' de Bezos
El pasado viernes, tan solo dos días antes del lanzamiento del Unity 22, Blue Origin -fundada por Bezos en el 2000- publicó una tabla comparativa señalando las diferencias entre su sistema de lanzamiento New Sephard y el VSS Unity de Virgin Galactic. En ella se mencionaba que el tipo de vuelo promovido por Branson no se trataba realmente de un viaje espacial. "No pasan la barrera de los 100 kilómetros de altura", apuntaban.
Esos 100 kilómetros es la convención científica internacional que marca la frontera entre la atmósfera y el espacio. La VSS Unity se queda unos cuantos miles de kilómetros por debajo de esa línea mientras que la New Sephard de Blue Origin si la traspasará en próximos lanzamientos.
Bezos anunció a primeros de junio que iría a bordo de la New Sephard el próximo 20 de julio en el que será el primer lanzamiento tripulado de la historia de la compañía. Irá junto a su hermano, un millonario que ganó la subasta del asiento y con la primera instructora de vuelo de la historia de Estados Unidos. El ex-CEO de Amazon abrió todas las portadas esos días pues se iba a convertir en el primero de los grandes CEO de empresas espaciales en ir al espacio.
Pero la ilusión le duró algo menos de un mes. El pasado 2 de julio, Richard Branson anunció que iba a ir a bordo de la VSS Unity el día 11 de julio. Tan solo 9 días antes que Bezos. Arrebatándole una parte importante del protagonismo.
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