Mientras en Málaga circula el primer autobús autónomo de Europa, en las calles de Estonia se empieza a ver al primer vehículo autónomo destinado al reparto a domicilio que ha conseguido licencia oficial para circular en el continente. Se llama Cleveron 701 y promete impulsar la eficiencia en la logística de estos servicios.
La conducción autónoma va dando pasos hasta su completa independencia en las carreteras. Además de servir de transporte para las personas, uno de los casos de uso con más perspectiva de futuro para esta tecnología es el reparto de mercancías o pedidos a domicilio, aunque no todos los proyectos están consiguiendo la misma aceptación.
La empresa detrás de este robot de reparto ha superado los primeros exámenes de conducción del mundo para un automóvil semiautónomo no tripulado. Esto les permite empezar a operar en las calles del país y llevar la compra, la comida o cualquier pedido a los ciudadanos de Estonia.
Cleveron 701
Equipado con una serie de cajones para portar los diferentes pedidos, Cleveron circula por las calles respetando las normas de circulación. En esos compartimentos, el robot puede transportar pedidos con un máximo de 200 kg de peso, se le puede programar para que ejerza como repartidor de la compra, de cualquier pedido o incluso como camión de helados.
Su velocidad máxima es de 25 Km/h para mayor seguridad y solo circula en trayectos cortos y sin mucho tráfico. Aún así, es un vehículo semiautónomo, lo que significa que detrás de él sigue habiendo una dirección humana que revisa sus pasos. Un teleoperador de la compañía puede controlar a distancia, desde las oficinas, hasta 10 vehículos de este tipo al mismo tiempo, y hacer las correcciones que sean necesarias en cada momento del trayecto.
Para conseguir el certificado de conducción, los teleoperadores tuvieron que realizar varias pruebas en el campo y la ciudad según estipula la normativa del país. Para ello tenían un máximo de 15 minutos, pero terminaron las pruebas en 5 minutos, tal y como explica la compañía en su página web.
"Ahora podemos estar seguros de que es posible conducir un vehículo no tripulado de la misma manera que un automóvil convencional, y estamos en el camino correcto con el desarrollo de nuestros vehículos", dice Taavi Purtsak, especialista en procesos de prueba de Cleveron.
Su rango de acción es pequeño, para llevar pedidos desde las tiendas a casa, o desde un restaurante. Está pensado para hacer entregas en menos de una hora y puede utilizar diferentes baterías eléctricas para seguir en funcionamiento, aunque la compañía no específica las distancias que puede recorrer con una sola carga.
Cleveron es una empresa especializada en armarios para la entrega de pedidos en distintos puntos urbanos. Tienen más de 40 clientes en todo el mundo, incluidos Inditex, Albertsons, Asda, Woolworths, Falabella y DHL. Con este vehículo su modelo de negocio se enfoca en cubrir una necesidad que ya están notando muchas compañías.
La venta online y los pedidos a domicilio en hostelería han crecido muy rápido en los últimos años, las empresas persiguen automatizar los sistemas de reparto y agilizarlos para ser los que prometan la entrega en menos tiempo. Esta podría ser una solución a corta distancia, pero no parece que vayan a sustituir a las furgonetas y camiones de reparto que hacen distancias más grandes.
Coches sí, drones no
Aunque Cleveron es el primer vehículo semiautónomo que ha conseguido licencia para circular en un país europeo, no es el único modelo que hemos visto trabajar este último año como coche autónomo de reparto. La pandemia ha sido un gran impulso para este sector, principalmente en Asia donde servían durante los meses de cuarentena para todo tipo de tareas.
La empresa Neolix cuenta con unos robots muy similares para el suministro de medicamentos o alimentos, los cuales tuvieron mucho éxito durante los meses de confinamiento en China. Coches como estos se han usado para desinfectar las calles sin la necesidad de exponer a conductores y trabajadores, cuando aún no se tenía mucha información sobre este virus.
En este caso su nivel de conducción autónoma es del 4, lo que quiere decir que son capaces de detectar objetos durante el trayecto y responder ante la mayoría de eventualidades que se presenten. Además, no necesitan la supervisión constante de un humano, pero siguen teniendo limitaciones en algunos casos. La falta de tráfico de esos meses facilitó enormemente la tarea de estos vehículos.
También enfocados a esta necesidad comercial están los drones. Sin embargo, esta propuesta se enfrenta a un gran número de dificultades técnicas y legales. Amazon ha sido la multinacional que más ha apostado por estos vehículos voladores no tripulados, hace años prometían una flota inmensa entregando todo tipo de paquetería por los aires. Esta semana se ha sabido que Prime Air en Reino Unido ha despedido a más de 100 empleados, el proyecto de Jeff Bezos se tambalea.
Las restricciones aéreas que presentan los drones para volar en zonas urbanas, así como su dificultad para hacer largas distancias y llevar paquetes más pesados, los convierte en una opción menos fiable que estos coches autónomos. Además, la tecnología de conducción autónoma está más desarrollada en tierra firme que por aire.
Mientras los drones se mantienen como una opción de emergencia para llevar medicamentos a zonas remotas o en catástrofes naturales, los coches autónomos van conquistando las ciudades poco a poco.
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